Asomado al balcón de la mañana
la ilusión derramada entre sus manos
contempla la tarde aún lejana;
el niño no se inquieta. Es temprano
para pensar en una noche lúgubre, oscura,
silenciosa portadora de miedo fatal.
ahora es la hora de juegos infantiles,
no de locura
risas pueriles,
cascabel inquieto que interrumpe un frío temido,
nunca tenido a esta edad.
Se olvida la maldad,
se aparta el odio ciego
y abrazado al juego...,
corre, salta, canta, prorrumpe
en un estallido de sana alegría
que le lleva por la vía
de la risa
que sin prisa
vuela de sus labios hasta el mar.
Aquí, ahora, vive, sólo vive.
ríe, sólo ríe ahora, aquí.
Mañana, con una nueva mañana,
transformarás en ilusión esta desgana
que otros, sin saber quién eres, cómo eres,
te atribuyen. La vida, así,
aprenderás a seguir como una línea nunca interrumpida,
sin vueltas ni revueltas,
no un laberinto.
De tus labios sin precinto
surgirá un cantar:
“Yo amo la vida,
mi apuesta
la paz.
Viva la libertad.”
Hilario Rivero Martínez
Tutor de 6º curso
marzo de 2008