Madre enséñame a conocer el mundo al que he llegado dime que en él, no todo es malo, que es mucho más lo bueno. Hazme conocer todo lo bello. Sus montes, sus ríos, sus mares Sus árboles, sus plantas y sus flores Su cielo, su tierra y sus colores ¡Madre enséñame! A ver en la noche la belleza de la luna, no la oscuridad ni las tinieblas ¡Qué sepa leer en las estrellas! ¡Enséñame madre! ¡Hazme conocer lo bueno de mi hermano! ¡Lo bello que es amarle y lo triste que es negarle! Crea en mí la felicidad de dar… De saber amar sin ser amado… Enséñame a percibir lo que no dicen… A sentir lo que no expresan Que sepa ver lo bello entre lo feo La poesía en la materia Que no deforme las cosas naturales de la vida Enséñame a distinguir lo real de lo ficticio Que sepa agradecer, respetar, imaginar y soñar Que no pierda la ilusión Que no viva aislado sino unido Enséñame a ser libre, A confiar en mí Que sepa hacer de mi vida una entrega a los demás Que no quiera ser lo que no soy Que vea la grandeza en la humildad La valentía en el temor La sabiduría en el silencio La belleza en el amor Que no tema a la muerte, si esta supone un descanso bien ganado, una paz al fin lograda No te quedes absorta dentro de ti misma. Enséñame la lejanía, la distancia, el horizonte. En fin, ¡madre! Enséñame que la dignidad humana se alcanza sirviendo, pero sirviendo una causa que merece ser servida.
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