Cierto día, Dios estaba cansado de las personas. Ellas estaban siempre molestándolo, pidiéndole cosas. Entonces dijo: "Voy a esconderme por un tiempo". Reunió a sus consejeros y preguntó: "¿Dónde debo esconderme?" Algunos dijeron: "Escóndase en la cima de la montaña más alta de la tierra". Otros: "Escóndase en el fondo del mar, no van a hallarlo allí". Otros: "Escóndase en el otro lado de la Luna, ése es el mejor lugar. ¿Cómo lo hallarían allí?". Entonces Dios se volvió hacia el más inteligente de sus ángeles y le inquirió: "¿Dónde me aconsejas que me esconda?". El ángel inteligente, sonriendo, respondió: