Aprieta dulcemente tus labios a los míos aunque tu mirada recrimine, me destierre o me censure, aún las flores se desviven al contacto y al delirio; La miel acortejada del zumbido.
Aprieta dulcemente aunque te apene o te abrume, ni el roce o la caricia sentirán achaque alguno.
Aprieta dulcemente aunque el llanto te tocara, aún hay ramos de guirnaldas camufladas, aún hay caricias aguardando; La miel de la disculpa en el lecho vertería.
Por un beso, por un beso, la miel escribiría en plenitud y vuelo y la haría sucumbir al beso mío.
Por un beso que tuviera, que tuviera y fuera mío.
Aprieta dulcemente que en el fondo se que estas expectante del zumbido y de mi voz, por un beso que agitara, que agitara el corazón.