A una rosa ...
Mi pasión por tu belleza,
hermosa flor, no nació de lo casual;
fue una tarde de silencios
con acordes de dolor.
Confundida entre luz y sombras
advertí tu perfumada presencia
cuando nada, nadie, abrigaba mi alma
que atribulada, huía de la soledad emergente.
Supe entonces de la esperanza,
siempre atribuida a los sueños,
y me reconcilié con mi entorno
a pesar de la lluvia, que no cesaba.
Por eso ahora,
en el ocaso diurno de mi existencia,
te proclamo en aroma de plegaria
igual que ayer, cuando los jazmines
rebosaban de mis manos.
Nada se ha perdido, no es en vano,
porque las notas de aquella música
dejaron su huella imborrable
dibujando tenue dulzura.
Mis pies caminan en la certeza,
siempre refugio, de que el amor, base de todo,
me salvará -una vez más-
del fuego devorador que trae el tiempo.
Siempre oscilante, salvaré cada ocasión,
cada imprevisto, hacia adelante... y tú,
cándida flor, rosa constante, liberarás al corazón
de intermitencias no deseables.
* * *
_AmAnEcEr_