Gente con ángel
Hay gente que llega así, de repente, sin que lo esperes, justo,
justo en el momento necesario…
Es esa gente que te abraza, te mece, te serena como el mar de tardecita
que te dice
palabras hermosas, palabras que calman y serenan, besando
tímidamente las arenas
aún ardientes en las playas de tu vida.
Es esa gente que va y viene, que viene y viene y viene, y se atreve
un poco más, aunque
muchas veces seas hermético y no se lo permitas; pero viene y va,
y se ahonda hasta llegar
a la más diminuta, pero sensible fibra de tu corazón.
Es esa gente que se para a tu lado y simplemente te acompaña, envolviendo
en palabras o en silencio esa bóveda azul del alma donde se esconden
todos los misterios y los incomprensibles laberintos de tu vida.
Es esa gente que así, en secreto, derrama una lágrima junto
a la tuya y las guarda en un cofre pequeño de complicidad y ternura…
Gente que ora por ti aun cuando su corazón también necesite un alivio, y te toca justo
en el lugar donde el alma enciende su fogata de sueños y esparce chispitas de alegría
que se entretejen en un tiempo que es sólo un encuentro, un saludo, una sonrisa.
Es esa gente que te acepta como eres, que te quiere como eres, sin preguntar nada;
que no te conduce, que no te critica, que no juzga las decisiones que tomas en la vida.
Es gente que acaricia tu cabeza con manos de ángel y baña de luna esa zona hostil
y solitaria donde los límites de la realidad se esfuman como niebla,
en mañanas cargadas de otoño dorado y gris.
Porque esa gente existe, es real; es tan real como el viento que acaricia tus mejillas,
como el rocío de la mañana.
Porque esa gente existe... y tú estás entre esa gente.
Sé que los cristales más fríos de la soledad no podrán tocar las arenas de esta playa
que te ha descubierto y te nombra a ti... ¡Gente con ángel!. ¡Esos son mis amigos!
(Desconozco el autor)
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