Ser feliz es reconocer que vale la pena vivir la vida, a pesar de todos los
desafíos, incomprensiones y períodos de crisis.
Ser feliz no es una fatalidad del destino, sino una conquista de quien sabe
viajar para adentro de su propio ser.
Ser feliz es dejar de ser víctima de los problemas y volverse un actor de la
propia historia.
Es atravesar desiertos fuera de si, mas ser capaz de encontrar un oasis en
lo recóndito de nuestra alma.
Es agradecer a Dios cada mañana por el milagro de la vida.
Ser feliz es no tener miedo de los propios sentimientos.
Es saber hablar de sí mismo.
Es tener coraje para oír un “No”.
Es tener seguridad para recibir una crítica, aunque sea injusta
Es besar a los hijos, mimar a los padres y tener momentos poéticos con los
amigos, aunque ellos nos hieran.
Ser feliz es dejar vivir a la criatura libre, alegre y simple que vive dentro
de cada uno de nosotros.
Es tener madurez para decir “Me equivoqué”.
Es tener la osadía para decir “Perdóname”.
Es tener sensibilidad para expresar “Te necesito”.
Es tener capacidad de decir “Te amo”.
Que tu vida se vuelva un jardín de oportunidades para ser feliz…
Que en tus primaveras seas amante de la alegría.
Que en tus inviernos seas amigo de la sabiduría.
Y que cuando te equivoques en el camino, comiences todo de nuevo.
Pues así serás cada vez más apasionado por la vida.
Y descubrirás que ser feliz no es tener una vida perfecta.
Sino usar las lágrimas para regar la tolerancia.
Usar las pérdidas para refinar la paciencia.
Usar las fallas para esculpir la serenidad.
Usar el dolor para lapidar el placer.
Usar los obstáculos para abrir las ventanas de la inteligencia.
Jamás desistas.
Jamás desistas de las personas que amas.
Jamás desistas de ser feliz, pues la vida es un espectáculo imperdible.
Y tú… eres un ser humano especial.
(Autor desconocido)