“Una joven y afligida madre,
lamentando la muerte de su bebé, busca consejo en Buda.
La mujer explica a Buda su insoportable pesar y su incapacidad
para reponerse a esa devastadora pérdida.
Buda le pide que llame a todas las puertas del pueblo y pida una semilla de sésamo
en cada casa en la que no se haya conocido la muerte.
Después, deberá traérselas a él. Ella, obediente, va de puerta en puerta y,
mientras sale con las manos vacías de cada una de las casas,
comprende que no hay ningún hogar que no haya sido azotado por la muerte
. La mujer regresa donde Buda sin semilla alguna,
y Buda le dice lo que ella ya ha comprendido: que no está sola.
La muerte es algo que alcanza a todos, a cada familia.
Es sólo una cuestión de tiempo.
Lo que es inevitable, le dice el maestro, no debe lamentarse en exceso.”