La alegría:
El hombre necesita de la alegría para su espíritu,
como su cuerpo necesita del sol.
Pero la señal de la verdadera alegría no es la risa estrepitosa,
sino la serenidad del ánimo,
la hilaridad y el humor.
La alegría sincera es siempre espontánea, ingenua y distendida;
es un sentimiento del alma, un estado.
La alegría es señal de un alma
que se ha desprendido con libertad
de todo apego desordenado y se ha elevado
por encima de toda atadura terrena