Una frágil y antigua vasija china, muy valiosa,
fue encontrada por los pobladores y se suscitó una discusión en la casa de té acerca de su exacta capacidad.
En medio de la acalorada disputa llegó el Mulá.
La gente apeló a él para que decidiera.
-Es simple -dijo el Mulá-;
traigan aquí la vasija y un poco de arena.
Hizo que se llenara la vasija con capas de arena fina,
una tras otra, mientras la aplastaba con un mazo.
Finalmente la vasija estalló.
-Ya está -expresó,
dirigiéndose a la concurrencia con aire de triunfante-.
Sabemos ya cuál es la capacidad máxima.
Todo lo que tienen que hacer ahora es quitar un grano de arena y tendrán la cantidad precisa que se necesita para colmar un recipiente como este.
`Las Ocurrencias del Increíble Mulá Nasrudín'.