Quedan hermosos recuerdos de la tarde en que nos vimos, aquellos railes viejos fueron únicos testigos del encuentro solariego entre dos nuevos amigos que vencieron al invierno con un único sonido; el del saludo latiendo del instante consumido mientras el sol, ya cayendo, y sus rayos infinitos, se iba al fin diluyendo. Y al pensarlo es tan bonito..