Alabado sea Jesucristo…
Dios
es el Ser infinitamente rico, y nosotros, los hombres, somos
extremadamente pobres. Por eso cuando nos acercamos a Dios para pedirle
algo, debemos hacerlo como el mendigo se acerca a los pies de un señor
generoso y bueno.
Ya lo ha cantado la Virgen en su cántico, el Magníficat, que Dios colmó de bienes a los hambrientos, y despidió a los ricos con las manos vacías.
Por eso tenemos que ir a Dios con la actitud del que es pobre y le
falta todo, porque esa es la pura verdad, ya que todo lo que tenemos es
don de Dios, y lo que podemos tener en el futuro también será don suyo.
Si
vamos a Dios repletos de cosas y bienes, entonces no tendremos lugar en
nuestro equipaje para guardar todos los dones y gracias que Dios nos
quiere otorgar. En cambio si somos pobres y vamos a Dios con los bolsos
vacíos, es decir, con pobreza de espíritu, entonces sí que el Señor hará
maravillas, y nos regalará tantos dones y gracias, que no podremos
contenerlas y las transmitiremos a los demás hermanos, y seremos como
acueductos por donde pasarán las gracias desde Dios hacia los hermanos. No
nos cansemos de pedir. Así como el mendigo no se cansa de pedir,
tampoco nosotros, mendigos de Dios, no nos cansemos de pedir a Quien nos
puede y nos quiere socorrer abundantemente. Y esto lo hacemos en la
oración
Sagrado
Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un día más
para adorarte y servirte. Hagamos como decía San Agustín:
Señor a Ti solo busco, a Ti solo amo y tuyo quiero ser. Mi
único deseo es conocerte y amarte. (Sol 1,1,). La mies es
mucha y pocos son los obreros para recogerla. Es la Palabra
de Dios. Alabado sea Jesucristo. Amén. Yo siembro cada día
Pequeñas Semillitas, con el vehemente deseo de que se propague
la Fe, en el Sagrado Corazón de Jesús y suplico a todos
los creyentes y no creyenes, que pidan al Señor Jesucristo en
oración, que no haya más guerras ni hambre en el Mundo y
reine la Paz en todos los rincones del Orbe. Así sea.
Detente, el Sagrado Corazón de Jesús está conmigo. Casimiro
López
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