Alabado sea
Jesucristo…
Gracias, Dios mío. No quiero olvidar tus beneficios.
Quisiera que mi interior se llenara de gratitud para cantarte. Gracias, Señor, ante todo por la vida. Gracias por todos
los días de mi existencia. Gracias por las personas que me amaron y que fueron
amables conmigo alguna vez. Gracias porque me has alimentado, me has
acompañado, me has ofrecido tu consuelo y tu amistad. Gracias porque soy tu
hijo. Gracias porque puedo hacer el bien, porque siempre puedo volver a
empezar. Gracias por el aire que respiro, por la música, por la tierra, por los
árboles, por las calles. Gracias a ti, mi Señor amado, porque todo lo bueno
viene de ti. Amén.
P. Víctor Fernández
Sagrado
Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un día más
para adorarte y servirte. Hagamos como decía San Agustín:
Señor a Ti solo busco, a Ti solo amo y tuyo quiero ser. Mi
único deseo es conocerte y amarte. (Sol 1,1,). La mies es
mucha y pocos son los obreros para recogerla. Es la Palabra
de Dios. Alabado sea Jesucristo. Amén. Yo siembro cada día
Pequeñas Semillitas, con el vehemente deseo de que se propague
la Fe, en el Sagrado Corazón de Jesús y suplico a todos
los creyentes y no creyenes, que pidan al Señor Jesucristo en
oración, que no haya más guerras ni hambre en el Mundo y
reine la Paz en todos los rincones del Orbe. Así sea.
Detente, el Sagrado Corazón de Jesús está conmigo. Casimiro
López
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