Alabado sea
Jesucristo…
Voy a seguir creyendo, aun cuando la gente pierda la
esperanza.
Voy a seguir dando amor, aunque otros siembren odio.
Voy a seguir construyendo, aun cuando otros destruyan.
Voy a seguir hablando de paz, aún en medio de una guerra.
Voy a seguir iluminando, aún en medio de la oscuridad.
Y seguiré sembrando, aunque otros pisen la cosecha.
Y seguiré gritando, aun cuando otros callen.
Y dibujaré sonrisas, en rostros con lágrimas
Y transmitiré alivio, cuando vea dolor
Y regalaré motivos de alegría donde solo haya tristezas.
Invitaré a caminar al que decidió quedarse y levantaré
los brazos, a los que se han rendido.
Porque en medio de la desolación, siempre habrá un niño
que nos mirará, esperanzado, esperando algo de nosotros, y aún en medio de una
tormenta, por algún lado saldrá el sol y en medio del desierto crecerá una
planta.
Siempre habrá un pájaro que nos cante, un niño que nos
sonría y una mariposa que nos brinde su belleza.
Pero… si algún día ves que ya no sigo, no sonrío o callo,
solo acércate y dame un beso, un abrazo o regálame una sonrisa, con eso será
suficiente, seguramente me habrá pasado que la vida me abofeteó y me sorprendió
por un segundo.
Solo un gesto tuyo hará que vuelva a mi camino. Nunca lo
olvides…
¡Buenos días!
El santo de la dulzura
Con frecuencia
Dios, por sus profetas, invitó a Israel a revisar su estilo de vida para hacer
los necesarios reajustes que exigía la alianza solemnemente pactada. La Palabra
de Dios sigue invitándonos a cambiar para bien, y nos motiva con sabiduría a
dar pasos de superación espiritual. San Francisco de Sales modeló su
temperamento para imitar a Jesús manso y humilde.
A pesar de que es considerado como el “santo
de la dulzura”, san Francisco de Sales tuvo que luchar toda su vida contra su
temperamento, propenso a la ira. En una ocasión tuvo que reprender a un joven
que maltrataba a su madre. Ese día dijo a un amigo: «He temido perder en un
cuarto de hora la poca dulzura que he trabajado en conseguir desde hace 22
años». El santo murió a los 56 años de edad. Cuando se le hizo la autopsia se
comprobó que tenía en la vesícula 33 piedrecitas, señal de los heroicos
esfuerzos que había hecho durante toda su vida para dominar su temperamento
inclinado a la cólera, y llegar a ser el santo de la dulzura.
Jesús es el
modelo perfecto del hombre nuevo. Dios nuestro Padre nos invita a
transformarnos en él, haciendo nuestros sus sentimientos y actitudes. Para
lograrlo nada mejor que meditar e interiorizar sus palabras y ejemplos cada
día, con el Evangelio en la mano. Ojalá que como san Pablo puedas decir “Ya no
soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí”.
Padre Natalio
Sagrado
Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un
día más para adorarte y servirte. Hagamos como
decía San Agustín: Señor a Ti solo busco, a Ti
solo amo y tuyo quiero ser. Mi único deseo es
conocerte y amarte. (Sol 1,1,). La mies es mucha y
pocos son los obreros para recogerla. Es la Palabra
de Dios. Alabado sea Jesucristo. Amén. Yo dibulgo
cada día Pequeñas Semillitas, con el vehemente deseo
de que se propague la Fe, en el Sagrado Corazón de
Jesús y suplico a todos los creyentes y no creyentes, que pidan al Señor Jesucristo en oración, que no haya más guerras ni hambre en el Mundo, ni atentados terroristas ó políticos de guante blanco, y reine la Paz, así como el Amor,
en todos los rincones del Orbe. Así sea.
Detente, el Sagrado Corazón de Jesús, está conmigo.
Casimiro López