Alabado sea
Jesucristo…
Una cosa es segura en la vida: que cambia constantemente.
Justo cuando todo parece marchar a la perfección podemos enfrentarnos
súbitamente a un desvío.
El cambio puede hacernos sentir inseguros, pero la
confianza se recupera rápidamente cuando ponemos la situación en manos de Dios.
Al recordar que Dios está a cargo estamos aceptando esta verdad: el cambio
contiene las semillas de algo que enriquecerá nuestra vida.
El cambio no es algo que debamos temer. Simplemente
significa que, por el momento, tomamos un rumbo diferente. Cuando sabemos que
Dios nos acompaña en cada circunstancia, miramos el cambio con expectativa.
A medida que aprendemos a aceptar de buen grado el
cambio, nos resulta más fácil dejarnos llevar por él. Sabemos que Dios está a
cargo y que todo marcha bien.