Las buenas situaciones no son las que te hacen crecer.
Son las "malas", llena de retos,
frustraciones y desesperación a la que les debe tu fortaleza,
carácter y madurez. Así que no trates de borrarlas,
porque sin ellas no serías quien eres hoy.
Más bien, supéralas y aprende de ellas.
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