"Y he aquí esta congoja ingrata que me golpea con ímpetu el ánimo. Osado e in medroso el ánimo mío que ruletea a cada momento al amor que me amortece. He aquí hoy, afligiendo mi corazón que muy lejos de tu piel, de tu rostro de tus labios; aún puede tocarlos, besarlos y acariciarlos, aunque sólo sea en mis tristes sueños.
Esperanza tengo que muy pronto en que mi ánimo reanime y un cuando escale estrecho congosto que atrapa y ahoga mi vida, presente la presunción de estar a tu lado de tenerte en mis labios, en mis brazos, en mi corazón que aun que muy lejos de tu esencia este; puede sentirte, oírte y verte; aun cuando solo conformo esto en mis tristes sueños. Cuales sueños me arrastran al mar rojo que baño y tiño de soledad mi vida. Vida cual hace menester de tu presencia, aunque eso es imposible. Y eso creo es cruel.
Veo un mar rojo,
Que tiñe en seco y punza. Punza, como aorta en sístole:
Con ritmo y sin pena
Sus aguas, tintas y espesas, bañan en raudal, su brisa levanta y pinta al anfitrión terrasal. Es la muerte, que araña una ves más lo mortal, que aflige y pugna mi corazón…
En convulsivo abrazo
La cargo, y miro
Esta rígida y yerta
Es su rostro en palidez
Su flaqueza salud, que sucumbe ante la tentación mortal.
La aprieto a mi pecho, y no despierta
Siento frió, es el frió del terreno
Siento miedo, es el miedo a un adiós,
En vano la beso –no sonríe;
En vano la llamo –no me oye,
La llamo en su sueño y no despierta.
Y así, con portento llanto. Me inclino, grito y la sumerjo en su mar rojo. Y mi llanto que acaudala el lecho acuoso, resbala y precipita lentamente, homogénea; abrasa al tinte rojo, cae y humedece su inerte rostro, cuyo rictus me rompe el corazón
Veo la mezcla homogénea que nace de mis lágrimas y las aguas del mar rojo. Ahora son menos tintas y poco espesas. Son aguas pálidas.
Aguas amargas, aguas que homogeniaron con mi llanto.
Aguas, que ahogan la vida
Teniendo como vida su propio mar
Mar, cuyas aguas me bañan a mí
Mar cuyas aguas me hieren a mí
Aguas de amargo sabor
Aguas que me quitan a mi amor."