La primera vez: amor, placer o catástrofe
La primera vez. ¿Y eso qué es lo que es, que no me acuerdo? le dije en broma a mi amiga, mientras me contaba, alucinada, la de su hija de 17 añitos, porque acaba de pasar.
Fue en el ginecólogo, y no por empeño de mi amiga sino de su hija, que quiso que la acompañara su madre.
La nena le contó al médico con toda normalidad que ya había tenido relaciones sexuales, mientras miraba a la madre con el rabillo del ojo.
Su madre, calladita, escuchando a su hija y al médico hasta que terminó la consulta. Al salir, a la nena, sorprendida por la tranquilidad de su progenitora, le faltó tiempo para preguntarle por lo que había escuhado.
¿Y qué quieres que te diga?, le contestó mi amiga.
Pues no sé: enfadarte, darme un sermón, decirme lo que te parece, yo que sé…
La madre sólo le dijo: Como te creo sensata, supongo que has usado protección, pero si quieres que te pregunte: ¿Qué tal te fue?
La niña respondió: una catástrofe absoluta.
Uno de los lectores asiduos al blog me ha planteado el tema de la primera vez, para que contemos cómo nos fue. A qué edad ocurrió, cómo…
La mía fue en el pleistoceno y ya no me acuerdo, pero sería un desastre, como suele ocurrir, porque aún no he escuchado a nadie al que le haya salido redondo el asunto, a no ser que tuviera un amante experimentado; y, a veces, ni por esas.
Dice nuestro amigo que no es lo mismo la primera vez ahora que en los años sesenta o setenta. Ahora cada vez comienzan antes las relaciones y los niños saben latín, pero eso no significa que la primera vez sea más placentera que antes. Será igual, un desastre, por mucho amor que se le quiera poner al temita.
También señala que en estos tiempos, el romanticismo no pasa por uno de sus mejores momentos cuando se junta con el sexo, y que, por lo tanto, la primera vez ya no es tan significativa como para que se diga que nunca se olvida.
Romanticismos al margen, la primera vez es casi siempre para olvidar;
y si no se olvida es porque fue la primera vez, no porque fuera una maravilla, pienso yo.
Él propone que contemos cómo nos fue, si fue por amor, por placer y si, en ambos casos, fue un desastre.
Se abre la veda