amor y placer
Y ahí estaba ese hombre, como todas las noches desde hace mucho tiempo. Si, ahí esta, buscando felicidad en el placer, y encontrando el placer al final de su brazo. Comenzó por experimentar, después por gusto y ahora por costumbre y necesidad. Al lado del departamento del hombre vive un joven, un joven que ya no busca su felicidad através del placer, un joven que encontró más gratificante el sentir del amor. Un día el joven y el hombre se encontraron a la hora de la comida. “Escuché que tu cama crujía de nuevo anoche” le dijo el joven al señor “lo que sucede en mi casa es mi asunto” le respondió el hombre “¿no te cansas de buscar la felicidad de esa manera?” “pues soy libre de encontrar mi propia felicidad” le dijo el hombre, al tiempo que masticaba su comida “Además, ¿Qué tiene de divertido estar siempre con la misma persona, hablando y diciéndose siempre las mismas palabras pequeñas y vacías acerca del amor?” el joven rió ante la pregunta y respondió “También hablamos de nuestro planes, de nuestros problemas, de las cosas que pensamos y las cosas que nos pasan, nos alegramos y sufrimos, pero también lo superamos juntos. Sabes, encontrar al amor de tu vida solo sucede una vez y el sentimiento permanece ahí hasta el día en que mueras, el placer….ya sabes en donde encontrarlo y no dura mas de 1 minuto, un minuto pequeño y vacío”. El joven se puso de pie se despidió y se fue.
El señor terminó su comida y se dirigió a su casa. Se quedó pensando en lo que el joven le dijo hasta que dio el anochecer. Por un momento el hombre sintió asco de acostarse en su cama, esa cama manchada de vergüenza, esa cama de sabanas sucias de deseo vacío y sin sentido. Se puso de pie y miro por la ventana. La noche era fresca, comenzó a recorrer la calle con la mirada y a mitad de la cuadra, sentado en la banca vio a un hombre con unas flores, el hombre de la banca miraba su reloj, después miraba a izquierda y derecha, como esperando a alguien. El hombre de la banca miró de nuevo su reloj, comenzó a llorar y se fue. Desde la ventana de su habitación se quedo mirando su mano, su fuente de felicidad y placer. Fue, se acostó en la cama y…. y ahí estaba ese hombre, como todas las noches desde hace mucho tiempo, buscando felicidad en el placer.