En los céfiros de mis pasiones,
Luciendo con ellas los blasones,
De tus quimeras tan añoradas.
Advientos de tu sutil fragancia,
Llegan hasta mi sensibilidad,
Sosegando mi tenue voluntad,
Con su exquisita prestancia.
Evocas latidos de ensoñación,
Desgajando suspiros del alma,
Sustrayendo de a poco la calma,
Que se alberga en mi desazón.
Más te alojas en mi embeleso,
Y clamo tu nombre bendito,
Evocando mi deseo en un grito,
De hurtar de tus labios un beso.
Alejandra