El verdadero valor de un regalo no es determinado por el dinero que pagamos por él, sino por lo que hemos puesto de nosotros mismos en él. Luego demos con la realización feliz de que cada regalo, contiene algo de nosotros, lo mejor de nosotros. Demos sin ataduras, y recibiremos de la misma manera.
Es mi Conciencia esa vela que surca el mar eterno de la experiencia.
Será mi Cuerpo ese mástil caduco que he de tomar en cada puerto.
Mástil y vela, Conciencia y Cuerpo, herramientas vitales de quien navega.
Mi Alma es el barco, su bandera la Paz, timonel mi Razón, y Confianza su casco.