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POESIAS: Confianza
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De: UTOPIA (Mensaje original) |
Enviado: 13/12/2009 18:54 |
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Confianza
Confía en el médico, y toma su remedio en silencio y serenidad, Porque su mano, aunque dura y pesada, Es guiada por la tierna mano del Invisible, Y la copa que ofrece, aunque queme tus labios, Fue formada del barro que el Alfarero Humedeció con sus propias lágrimas divinas. Kahlil Gibrán
Desde muy joven se nos enseña que confiar es peligroso, y hasta cierto punto es así. Confiar significa arriesgarse. Confiar significa dar al otro el beneficio de la duda; exige estar dispuesto a hacerse vulnerable; significa saber que nuestra seguridad viene de un poder superior, que nuestra paz no depende de que lo tengamos todo bajo nuestro control. Confiar es rendirse a Dios por medio de la fe.
Contrario al sentir popular, confianza no es credulidad. No se trata de vivir impasible y contento, confiando en que todo marcha bien. Esa clase de “confianza” sería suicida en el ambiente de hoy. No obstante, las alternativas—ansiedad, desconfianza, sospecha—son igualmente mortíferas. Según señala el escritor menonita Daniel Hess:
Es cierto que muchos trabajadores tienen seguro de enfermedad, que la semana laboral de cuarenta horas les deja tiempo para descansar, y algunos cobran salarios que les brindan cierto grado de abundancia; es cierto que la ciencia ha progresado como para hacer más seguras las herramientas y pronosticar los volátiles procesos de la naturaleza. Pero, a pesar de todo eso, estamos preocupados.
La gente siente la tensión en sus entrañas. Les sudan las manos por el hábito nervioso de estar ocupados. Tienen miedo de lo que podría pasar; sufren el pánico ocasionado por las adicciones y la depresión causada por desequilibrios químicos, por tener que aguantar demasiados jefes, demasiados compromisos y demasiados deseos no satisfechos.
Otros están inseguros en su trato con otros, agobiados por sus discordias, o se sienten denigrados por haber sufrido engaños. Con toda razón tienen miedo de pleitos, de competencia desleal, de “racionalización” o transferencia de la empresa que los emplea.
Jesucristo mismo nos exhorta a que seamos inocentes y mansos como las palomas, y al mismo tiempo prudentes como las serpientes. Además, nos recuerda por medio de una simple pregunta que nuestra falta de confianza en Él y en Dios no nos sirve de nada: “¿Quién de ustedes puede, por más que se preocupe, añadir una sola hora al curso de su vida?” (S. Mateo 6:27)
Lamentablemente, los engaños, los chismorreos, las habladurías, que forman parte inevitable de la vida, hacen que muchas personas jamás se atrevan a confiar. Clare Stober, una mujer de negocios que hoy forma parte de nuestra comunidad, escribe:
Uno de los mayores obstáculos a la paz es la desconfianza. Adoptamos una actitud de reserva con la intención de protegernos a nosotros mismos y a los que amamos, y acabamos erigiendo muros de sospecha. Si alguien se aprovecha de nosotros o nos trata injustamente, nos apresuramos a suponer lo peor, ya no sólo en esa situación particular, sino de ahora en adelante. Tenemos miedo de confiar, porque la confianza nos hace vulnerables, y la vulnerabilidad nos parece signo de debilidad—cosa estúpida y simplista.
Creemos protegernos cuando nos negamos a confiar en otros, pero pasa lo contrario. La protección más grande es el amor, y brinda la más profunda seguridad. Cuando somos desconfiados, no podemos dar ni recibir amor. Nos apartamos de Dios, y nos aislamos uno del otro.
En la comunidad del Bruderhof como en cualquier grupo de personas muy unidas, la cercanía de nuestros hogares, y la visibilidad de la vida diaria de los miembros crean el potencial para un sinfín de pequeñas desavenencias causadas por conjeturas y chismes. Sin embargo, desde el comienzo de nuestra vida comunitaria ochenta y cinco años atrás, descubrimos que un compromiso mutuo a “hablar abiertamente” uno con otro puede conservar la paz genuina y la confianza.
“No hay más ley que la del amor”. (Cf. 2 Juan 5-6) Amar significa deleitarse en los demás. ¿Qué significa entonces sentir enojo para con alguien? El deleite que sentimos en la presencia de nuestros hermanos y hermanas se expresa mediante palabras de amor. Es inadmisible hablar de terceros en un espíritu de irritación o de enojo. Nunca debe difamarse a un hermano o una hermana, ni criticar sus características personales, ya sea abiertamente o por medio de alusiones—y bajo ninguna circunstancia en su ausencia. Murmurar en el seno de la familia propia no es excepción.
Sin esta regla de silencio no puede haber lealtad ni comunidad. La única forma de crítica permitida es el hablar directamente a la persona en cuestión con absoluta franqueza. He aquí el servicio fraternal que debemos al hermano o a la hermana cuyas flaquezas nos irritan. La palabra franca entre dos personas profundiza la amistad mutua y no causa resentimiento. Sólo en el caso de que las dos no se pongan de acuerdo enseguida, será necesario que pidan la ayuda de alguien más en quien ambos confían. De este modo hallarán la solución que les una en el sentido más profundo y más elevado. (S. Mateo 18:15-16) Eberhard Arnold
Han pasado muchos años desde que Ellen Keiderling se integró a nuestra comunidad, pero todavía recuerda la emoción que sintió al leer ese pasaje por primera vez y darse cuenta de que realmente se practicaba:
Cuando primero llegué a la comunidad y descubrí que no se chismeaba—nada de habladurías a espaldas de otro—fue como si se me quitara un enorme peso de encima. De donde venía yo, chismear era un modo de vida. Como cualquier otra persona, yo me había preocupado por lo que la gente diría y pensaría de mí, pero nunca había examinado atentamente esas preocupaciones para darme cuenta de la carga terrible que representaban, y del daño que pueden causar en la vida de otros, año tras año. Y ahora—poder confiar en que, si alguien sentía en mí algo que no estaba bien, vendría a decírmelo—era como pisar tierra virgen.
No siempre he cumplido mi promesa de hablar con absoluta franqueza, pero la confianza ha quedado; es suelo firme al cual siempre puedo volver.
¡Cuántas veces perdemos el sosiego simplemente porque no tenemos esa confianza! Sea cual fuere la razón, justificada o no, no nos atrevemos a creer que nos van a amar tal como somos, con todas nuestras debilidades y todas nuestras manías. Esto es precisamente lo que tenemos que aprender. En vez de desperdiciar la vida en temor y desconfianza, tengamos confianza, una y otra vez, en los demás, incluso en los que nos engañan.
Tener confianza en Dios es de igual importancia. Cierto autor describe a una mujer que estaba tan consumida por sus preocupaciones que, cuando se fue al cielo, lo único que quedaba de ella era un tembloroso montoncito de preocupaciones. Por cómico que pueda parecer, es una atinada descripción de muchas personas. Ojalá se dieran cuenta de que, confíen en Él o no, Dios siempre está ahí y los tiene en el hueco de su mano. Él conoce los secretos más profundos del corazón y sigue amándonos. Él sabe todo lo que necesitamos antes de que se lo pidamos. Por nuestra parte, sólo tenemos que venir ante Él tales como somos, como niños, y dejar que Él nos ayude.
Hay personas (madres encintas o que tienen hijos pequeños, por ejemplo) para las cuales es difícil tener esa confianza. Se alarman por todas las cosas terribles que leen o escuchan en los noticiarios: guerras y desastres, actos terroristas y criminalidad violenta. En verdad, hay motivo para tener tanto miedo por el futuro que se llegue a dudar si es prudente traer hijos al mundo. No es un temor nuevo.
Yo nací durante el bombardeo de Inglaterra en la Segunda Guerra Mundial. Todas las noches los aviones nos pasaban por encima. Dos veces las bombas cayeron muy cerca, una vez en nuestro terreno y la otra en una aldea vecina. Pero mucho más que los bombardeos, mis padres temían una invasión nazi. Para ellos, refugiados alemanes que se habían pronunciado abiertamente contra Hitler, y para nosotros sus hijos, una invasión podría haber significado la muerte. A mi madre ese pensamiento le causaba indecible angustia. Años más tarde, al recordando aquellos años, mi padre escribió a una pareja a quien aconsejaba:
Aunque hoy no vivamos en pavor de los bombardeos, nuestra época es una época de gran sufrimiento y de muerte. Es muy posible que muchos, incluso padres de criaturas, como lo son ustedes, algún día tengamos que sufrir por nuestra fe. Desde lo más profundo de mi corazón les ruego que confíen totalmente en Dios. Hay muchos pasajes espantosos en la Biblia, especialmente en el Apocalipsis de San Juan. Pero aun ahí se dice que Dios mismo ha de enjugar las lágrimas de todos los que han sufrido. Debemos creer que Jesús no vino para condenar, sino para salvar. “Porque tanto amó Dios al mundo…”. No se olviden nunca de este versículo: nos recuerda el inefable anhelo de Dios por la salvación de la humanidad entera. Al final, todos estaremos unidos con Dios. Tenemos que creer esto, para nosotros mismos así como para nuestros hijos.
A veces, gente que tiene legítima razón para temer ha recibido la más profunda serenidad del alma. Un enfermo incurable, un condenado a muerte, una víctima de accidente a punto de morir—tal vez no sea razonable esperar que ellos estén en paz. Sin embargo, cuando uno enfrenta a la muerte, se evaporan las preocupaciones superficiales que en otra situación le habrían distraído, y uno se ve obligado a dirigir toda su atención a lo que es eterno. La decisión es sencilla: o se empeña en dar con la cabeza contra la pared, como quien dice, y trata de evitar lo inevitable; o confía en Dios y se entrega a Él.
George Burleson, miembro del Bruderhof e íntimo amigo mío que sucumbió al cáncer después de una larga batalla, me escribió unos meses antes de morir:
Desde que supe que tengo cáncer y me di cuenta de lo incierto de mi futuro, he aprendido que debo confiar total y absolutamente en la bondad de Dios. Es sólo cuando puedo lograr esto que desaparece mi ansiedad. La muerte nos llega a todos; estamos todos en igual situación en cuanto a morir se refiere, y ocuparse de un acontecimiento tan inevitable es malgastar el tiempo. Nuestra vida está en manos de Dios. Esto es lo que importa, y aceptarlo nos trae paz.
El escritor Dale Aukerman también dio testimonio del poder que tiene, para que logremos la paz, la confianza. Como en el caso de George, su calma no derivaba de haberse resignado a morir dentro de poco. Su amor por la vida continuaba sin merma, pero la proximidad de la muerte no lo desanimó ni lo trastornó: su confianza en un poder superior le dio fuerza para mantener el equilibrio.
El 5 de noviembre de 1996, me enteré de que tenía un tumor de ocho y medio centímetros de ancho en el pulmón izquierdo. Pruebas posteriores mostraron que el cáncer se había extendido al hígado, a la cadera derecha y a dos lugares en la columna vertebral. Supe que podía contar con vivir de dos a seis meses más, con una expectativa media de sobrevivir cuatro meses. Es asombroso cómo cambia uno de perspectiva cuando se entera de que, a lo mejor, le quedan sólo un par de meses. Cada día es más apreciado, cada relación íntima se vuelve más preciosa. Por la mañana pensaba en qué día del mes era—otro día que Dios me había dado. Miraba a mi familia, a mi hogar y a la creación de Dios, sabiendo que muy pronto se me acabaría el tiempo. En la ceremonia de unción celebrada poco después del diagnóstico, confesé que no había prestado suficiente atención a Dios. Fue a través del cáncer que Dios logró que le prestara más atención.
Cuando mi hermana Jane tenía catorce años, murió de un tipo de cáncer particularmente mortífero. Mi madre lo aceptó como la voluntad de Dios: Él decidió llevársela y ¿quiénes éramos nosotros, meros seres humanos, para poner su decisión en tela de juicio? Para algunos, adoptar ese punto de vista es un consuelo. Mi manera de ver las cosas es un poco diferente. Yo no creo que sea Dios quien manda el cáncer o las enfermedades del corazón. Cuando un conductor borracho choca con otro automóvil y mata a los pasajeros, no creo que haya sido la voluntad de Dios. Hay tantas cosas en el mundo que no corresponden a la intención de Dios, a lo que Él quiere.
Pero Él que hace frente a la muerte está con nosotros. ¡Cuántas veces Dios hace que las fuerzas de la muerte retrocedan, sin que nos demos cuenta! Cuando niño, me arrolló y por poco me mató una carreta de campo. Más tarde, casi morí de lo que tal vez fue envenenamiento con arsénico. En varias ocasiones, me he salvado por un pelo mientras manejaba…
Después de seis ciclos de quimioterapia, un régimen de suplementos nutritivos y las continuas oraciones ofrecidas por una multitud de amigos, me hicieron otro examen que mostró que el tumor en mi pulmón se había reducido a una cuarta parte de su tamaño anterior. Dos médicos dijeron que era un milagro. De una manera maravillosa, y contrario a las probabilidades médicas, Dios había detenido mi muerte y alargado mi vida.
En la epístola a los Efesios, capítulo 1, versículos 19:22, San Pablo habla de la infinita grandeza del poder de Dios, por el cual resucitó a Cristo de los muertos y lo sentó a su diestra en el cielo. Leemos que Dios sometió todas las cosas bajo sus pies; es decir, Dios ha elevado a Cristo por encima de todo principado, autoridad, poder y señorío, y lo ha llevado a victorioso dominio sobre todas las potencias rebeldes. El que murió y resucitó es el vencedor sobre el cáncer, las enfermedades del corazón, el SIDA, el mal de Alzheimer, la esquizofrenia y el atropello y maltrato de menores. Es el vencedor sobre la explotación de los pobres, la despreocupada destrucción de la buena tierra que nos dio Dios, la locura de los gastos militares y de las armas nucleares.
Sin embargo, podríamos preguntar, si Cristo ya ha logrado la victoria sobre esas cosas, ¿por qué siguen siendo tan manifiestas? ¿Por qué parecen tener un dominio tan extenso? Pues, en toda guerra hay una batalla decisiva que determina qué lado saldrá ganando. A partir de ese momento, un lado tiene asegurada la victoria total aunque el otro todavía tenga soldados en el campo de batalla y continúe la lucha; sólo es cuestión de tiempo hasta que queden derrotados por completo.
Lo que esperamos en primer lugar no es ganar la vida eterna después de la muerte. La esperanza que nos ofrece el Nuevo Testamento es que vendrá el glorioso Reino de Dios, y el invisible Señor resucitado aparecerá en su esplendor para renovar y regenerar todo lo que Dios ha creado, y eliminar todo lo que es malo y destructivo. Es decir, la historia será vindicada. La historia de la humanidad llegará a su fin según la voluntad de Dios. En el momento dado, será Dios quien asumirá el timón del curso de los acontecimientos, y quien introducirá la inconcebible grandeza del nuevo reino. Lo que esperamos, más que nada, es que se cumplan todas las promesas de Dios; y sólo en segundo lugar esperamos poder tener una pequeña parte en eso.
A lo largo de mi vida adulta estuve metido de lleno en actividades y testimonios por la paz. En estos últimos meses he apreciado muy particularmente aquellos pasajes del Nuevo Testamento que se refieren a la paz; por ejemplo, en el evangelio de San Juan, donde el Señor resucitado aparece a los temerosos discípulos reunidos en el aposento alto, y les dice: “La paz con vosotros”. Y aquel otro, en que pensé mientras me metieron en un túnel para hacerme la prueba de resonancia magnética, es de Filipenses: “…Y la paz de Dios, que supera todo entendimiento, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. Isaías dice: “Tú guardas en completa paz a aquel cuyo pensamiento persevera en ti, porque en ti confía”. (Is. 26:3) En el sentido bíblico, esa completa paz es más que tranquilidad de espíritu. Es la integridad de la vida y de las relaciones mutuas que se mantiene firme contra todo lo que pretende fragmentarnos y destruirnos. Es un don que nos sostiene aun cuando caminemos por las tinieblas.
Johann Christoph Arnold
Recopilado por:
Marta Vargas
http://www.gabitogrupos.com/fuente-de-vida/reflexmarta_vargas.php
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De: UTOPIA |
Enviado: 13/12/2009 19:08 |
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Ministerio Internacional
-Fuente de Vida-
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De: UTOPIA |
Enviado: 13/12/2009 19:09 |
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Enviado: 28/10/2009 22:30 |
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JUZGANDO SIN SABER
"Le hablé en la parada de bus,
Pero no me miró.
Reaccioné: me llené de resentimiento,
¡No me quiso ver!
¡No le caigo bien!
Siempre lo creía,
Ahora estoy segura.
De repente, me mira
con sorpresa y sinceridad.
"Perdón, no la vi"
Una pausa
Unas palabras con la voz entrecortada
"Es que . . . vengo del médico.
Dicen que nuestro hijo tiene leucemia.
Es todo una pesadilla".
O, Señor, perdóname.
Perdona mi egocentrismo.
Una madre angustiada
su corazón empapado de dolor
La hora negra de catástrofe
Y yo, sólo pensando en mí misma.
Límpiame, Señor,
Cambia mi corazón hasta que
piense primero en los otros
y no en mí".
(Anonimo)
Fondo Myrim_Lhamya
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De: UTOPIA |
Enviado: 13/12/2009 19:10 |
MEMORANDUM DE DIOS
PARA TI MI QUERIDO HIJO(A)
Por favor recuerda que no necesito tu ayuda. Si te enfrentas a una situación que no puedes manejar,
no intentes resolverla.
Te pido amablemente que la coloques en la bandeja "Algo que sólo Dios puede hacer".
Me encargaré del asunto en Mi tiempo, no en el tuyo. Una vez que hayas depositado tu problema en dicha bandeja no te aferres más a él o pretendas retirarlo de allí.
El aferrarte o retirar tu problema, sólo hará que se retrase la solución del mismo.
Si fuese una situación que tu consideres puedes manejar por ti mismo; te pido no obstante, que por favor lo consultes conmigo en oración, para que puedas asegurarte que tomarás la decisión adecuada.
Debido a que yo no duermo nunca ni me adormezco jamás, no hay razón por la cual tengas que perder tu sueño en la madrugada a causa de las preocupaciones.
Descansa en Mí.
Si deseas contactarme, estoy a la distancia de una oración. Además considera lo siguiente:
Sé feliz con lo que tienes.
Si encuentras difícil el dormir por las noches, recuerda a las familias desamparadas que no tienen un lecho donde dormir. Si te encuentras atorado en el trafico, no desesperes, hay gente en éste mundo para quienes tan solo manejar es un privilegio.
¿Has tenido un mal día en el trabajo? Piensa en aquellos que están por años sin poder conseguir uno.
¿Estás descorazonado(a) por una relación sentimental deteriorada? Piensa en aquellos que no saben lo que es amar y que jamás han sido amados.
¿Te entristeces porque se termina el fin de semana? Piensa en la mujer con vestidos raídos, que trabaja 18 horas al día lavando ropa ajena, a fin de alimentar a sus hijos.
¿Se dañó tu vehículo en medio de la carretera y lejos de toda ayuda posible?. Piensa en los parapléjicos que con el mayor gusto tomarían tu lugar por caminar la distancia.
¿Has notado que te aparecen nuevas canas?. Piensa en los enfermos de cáncer bajo quimioterapia, que desearían tener tu cabello.
Has llegado a los 40 y te has enfrentado a una terrible pérdida y te preguntas: ¿Cuál es el propósito de esta prueba?.. . Sé agradecido. Existieron muchos que no vivieron hasta esa edad para averiguarlo.
¿Te encuentras en un momento de la vida con que eres objeto de la amargura, ignorancia, pequeñez o envidia de la gente?. Recuerda, las cosas podrían ser peores!!!! Tu podrías ser uno de ellos.
¿Sientes que no ayudas a los demás como quisieses?. Parte de la solución está en tus manos; envíales éste memorandum, podrías sin quererlo iluminar el día de alguien más. ¿Sientes que no tienes un amigo? "Recuerda que uno te esta enviando este mensaje".
La oración es uno de los dones que Dios nos ha dado. No cuesta nada y nos concede cantidad de premios. Sigamos orando uno por el otro.
Lo que sigue no lo leas. Esto sólo yo lo leeré para ti porque eres mi amigo/a.
Padre, te pido que bendigas a mis amigos/as. que lean esto y ahora mismo les reveles
nuevamente tu amor y tu poder.
Espíritu Santo, te pido que seas la guía para sus almas:
Donde hay dolor, dales tu paz y tu misericordia.
Donde hay dudas, renuévales la confianza.
Donde hay cansancio, te pido que les des entendimiento, paciencia, y fuerza aprendiendo a amarte.
Donde hay estancamiento espiritual, te pido que les reveles tu cercanía, para un nuevo comienzo en la fe.
Donde hay miedo, revélales tu amor, y trasmíteles tu fuerza Bendice sus finanzas, concédeles más visión de ti, que tengan el apoyo de amigos para darles fuerza y valentía.
Concédeles a cada uno discernimiento para poder distinguir las fuerzas negativas que los afectan, y revélales el poder que tienen en ti para superarlo.
Te ruego me concedas estas peticiones en el nombre de Jesús. Con amor, tu amigo en Jesús.
¿QUÉ PASÓ? ¿LO LEÍSTE? . ¡¡¡GRACIAS!!!!
TE DIJE QUE ERAS MI AMIGO/A.
Transmitir esta oración a alguien que consideres tu amigo, les bendecirá a los dos.
Trasmitirla a alguien que no consideras tu amigo, es algo que Cristo haría.
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De: UTOPIA |
Enviado: 13/12/2009 19:12 |
LA MAYOR PRUEBA DE CIVILIZACIÓN: ¡LA TOLERANCIA!
Ps. Diego Arbeláez
"...Les ruego que vivan de una manera digna del llamamiento que han recibido, siempre humildes y amables, pacientes, tolerantes unos con otros en amor". (Efesios 4:1-2).
La tolerancia atraviesa hoy por su peor crisis:
Los jóvenes no toleran a los viejos ni los viejos a los jóvenes.
Los fuertes no toleran a los débiles ni éstos la arrogancia de los potentes.
Los sabios y los perfeccionistas no toleran a los ignorantes ni mucho menos los errores de los novatos.
Los pobres no toleran a los ricos ni ricos a los pobres.
Los que dicen tener la verdad no soportan a los que, según ellos, no tienen ni pizca de revelación y así sigue la lista de los intolerantes y sus víctimas.
Cuánto más egoísta, petulante y tosca es una persona, mayor es su intolerancia, su incomprensión y falta de respeto hacia las ideas e inclinaciones ajenas.
Los inteligentes nunca son fanáticos.
La verdadera devoción cristiana es ser tolerante, la hipocresía y la superstición son fanáticas e intolerantes.
Por mi camino, se han cruzado muchos cristianos fanáticos y de la mayoría de ellos no puedo decir cual será su paradero ahora. Se perdieron en el pecado porque del fanatismo a la perdición solo hay un paso. El fanatismo siempre termina mal.
La tolerancia, que en algunos casos, es como un "disgusto dominado por la razón", se basa en la cortesía, el respeto y en la sospecha de que la otra persona puede tener la razón y que nosotros pudiéramos estar equivocados.
Recordemos cómo hemos ido modificando con el correr de los años muchas opiniones sostenidas con calurosa convicción, muchos sentimientos que juzgábamos inmutables. Esto debiera bastar para ponernos en guardia contra esa terca pretensión de infalibilidad.
No conozco nadie que, al reflexionar acerca de sus propias opiniones de diez años atrás, esté completamente de acuerdo con todo lo que creía, a excepción de las doctrinas absolutas de la Biblia como la salvación únicamente por la obra de Cristo.
En un crudo invierno, un hombre necesitaba leña, así que buscó un árbol muerto y lo cortó. Pero luego, en la primavera, el hombre vio, sorprendido, que del tronco marchito de ese árbol le brotaron retoños. Entonces dijo:
"Estaba seguro de que ese árbol estaba muerto, había perdido todas las hojas en el invierno. Hacía tanto frío, que las ramas se quebraban y caían como si no le quedara al viejo tronco ni una pizca de vida. Pero ahora advierto que aún alentaba la vida en aquel trozo".
Y volviéndose hacia su hijo le aconsejo:
"nunca olvides esta lección, jamás cortes un árbol en invierno. Jamás tomes una decisión negativa en tiempo adverso. Nunca tomes las más importantes decisiones cuando estés en tu peor estado de ánimo. Espera. Sé paciente. La tormenta pasará. Recuerda que la primavera volverá".
Somos malos y vivimos entre malos; una sola cosa puede darnos la quietud; la tolerancia. Seamos respetuosos y piadosos con nuestros semejantes y tendremos el medio más eficaz para allanar nuestro camino, suavizar nuestra aridez y refrescar nuestra pesada atmósfera.
Cuando nos equivocamos queremos que los otros nos disculpen. Entonces disculpemos, y procuremos enseñar con el ejemplo.
No critiquemos al que cae, porque la crítica destruye. Ayudémoslo a levantarse, así como nos gustaría que lo hiciesen con nosotros si estuviéramos en el mismo caso.
Seamos un ejemplo vivo y disculpemos los errores ajenos, porque muchas personas, enfermos e ignorantes de la ley, no saben que todo lo que hacemos a los otros, recae sobre nosotros, ya sea el bien o el mal, las críticas o la tolerancia.
Todo el asunto de la tolerancia radica en un respeto profundo por el otro. En saber y comprender que no sólo hay una manera correcta de ser, de actuar, de pensar, de desear, de vivir, sino que hay otras muchas, y que tenemos, de una vez por todas, que dejar de pensar que:
"Yo soy el bueno y como yo soy el bueno, yo soy el que digo la verdad, los demás no".
¡La vida es un canto de eterna belleza! Los hombres complican la vida y dificultan la existencia, porque se creen distintos unos de otros. Pero la vida es una sola y los hombres somos todos hermanos. Por lo tanto no hay que rivalizar con los demás. Hay que dar amor y comprensión a todos. Hagamos como el sol, que sale para todos igualmente con sus rayos benéficos de luz y calor.
Hace mucho tiempo, los indios norteamericanos de las Grandes Planicies sobrevivían a los crudos inviernos haciendo que los abuelos durmieran al lado de los nietos para no morir de frío. Ésta es una excelente metáfora de lo que las distintas generaciones pueden hacer unas por otras. Los ancianos necesitan nuestro calor, y nosotros necesitamos su luz.
La tolerancia es la virtud más útil en la vida social y es prueba de civilización.
"Nadie puede atribuirse el monopolio de la sensatez, de la sabiduría y de la virtud sin la impertinente petulancia que se traduce al final, en una fealdad más de la vida".
¡Bendiciones!
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De: UTOPIA |
Enviado: 13/12/2009 20:53 |
FIEL HASTA LA MUERTE
"Los anales de la historia humana registran unos cuantos casos de gente que estuvo dispuesta a entregar la vida por causa de sus amigos.
La historia de Damón y Fintias, que era muy famosa en el mundo grecorromano. Esto dos hombres vivían en Sicilia en el siglo IV antes de Cristo. Dionisio, el Antiguo, tirano de Siracusa, había decretado que Fintias debía morir cierto día. El condenado rogó que mientras esperaba el día de la ejecución se le permitiera visitar a su familia y poner su casa en orden. Dionisio accedió al pedido con la condición de que alguien estuviera dispuesto a morir en su lugar.
Damón oyó acerca de las condiciones impuestas por el tirano, y se ofreció voluntariamente a morir en el caso de que su amigo no regresara en el día señalado. Cuando llegó la fecha, Fintias no apareció. Lo que Damón no sabía era que el barco de Fintias había sido detenido por vientos contrarios.
Cuando Damón ya estaba en el cadalso, se le permitió dirigir algunas palabras a los espectadores. Reafirmó su inquebrantable amistad por Fintias y declaró enfáticamente que no se arrepentía de nada. Estaba seguro de que su amigo había hecho todo lo posible para regresar.
Cuando el verdugo se preparaba para realizar su tarea, se vio a un jinete que galopaba a toda velocidad en dirección del lugar de la ejecución. Al aproximarse todos escucharon a Fintias que decía en alta voz: "¡Detengan la ejecución!". Cuando llegó hasta el lugar, saltó de su caballo y sin más cermonia trepó al cadalso donde se encontraba Damón. Abrazándolo le dijo: "Me alegro de haber llegado a tiempo. Tú has sido fiel hasta la muerte". A lo que Damón respondió "Fintias, puesto que no puedo morir para salvarte, solicito que se me ejecute contigo".
Se dice que Dionisio se sintió tan conmovido por esta demostración de amor frente a la muerte, que perdonó a Fintias y solicitó a los dos amigos que le permitieran participar de su noble amistad.
Por más admirable que sea esta demostración de amor, el amor de Cristo es infinitamente mayor. En circunstancias que éramos pecadores, es decir, enemigos de Dios, Cristo murió por nosotros. Tal amor desafía la imaginación. Sólo un Dios que ama a sus criaturas podría hacerlo." |
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De: UTOPIA |
Enviado: 13/12/2009 20:53 |
Lo que más nos cuesta creer, es en la resurrección de los muertos, nadie quiere morir, pero sucederá irremediablemente, la muerte no es el fin sino el comienzo de una vida plena y eterna, donde no existen los conflictos terrenales. La resurrección, debería hacernos reflexionar sobre la vida que llevamos, nos matamos inútilmente por ocupar un lugar más alto , por prevalecer, buscamos fama, poder y dinero, y escondemos nuestros temores a la muerte que no sabemos cuando llegará, algunos para justificarse de sus ambiciones de una vida regalada, dicen que la resurrección no existe y Dios tampoco, pero igualmente tienen miedo de morir. La mejor manera de no tener miedo a la muerte, es creer en Dios, y para eso debemos creer en Jesús y su Evangelio y ponerlo en práctica, si somos leales y sinceros, obtendremos un conocimiento que no está al alcance de los seres humanos, porque es un conocimiento divino, que solo Dios puede darnos. De este modo tendremos la seguridad de la existencia de la vida eterna, y perderemos el temor a la muerte y ya no estaremos atados a nuestras ambiciones que nos amargan la vida. esta vida.
MARCOS 12
Discusión sobre la resurrección de los muertos Mt. 22. 23-33 Lc. 20. 27-40
18 Se le acercaron unos saduceos, que son los que niegan la resurrección, y le propusieron este caso: 19 "Maestro, Moisés nos ha ordenado lo siguiente: "Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda".
20 Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos.
21 El segundo se casó con la viuda y también murió sin tener hijos; lo mismo ocurrió con el tercero; 22 y así ninguno de los siete dejó descendencia. Después de todos ellos, murió la mujer.
23 Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?".
24 Jesús les dijo: "¿No será que ustedes están equivocados por no comprender las Escrituras ni el poder de Dios? Imaginense un ciego, ¿ creen ustedes que resucitará siendo ciego ? o un paralítico, que sentido tendría resucitar siguiendo paralítico, o un anciano decrépito, que vida tendría si resucitara así como murió ? . La resurrección es una nueva vida, total y absolutamente nueva, sin rastro de esta vida que dejamos. Ya no seremos mortales sino inmortales, eso implica tener también un cuerpo incorruptible, no de carne y huesos que envejece y se pudre, sino un cuerpo espiritual que es indestructible, que no envejece ni es alterado por el calor ni el frío, y muchas otras cosas más.
25 Cuando resuciten los muertos, ni los hombres ni las mujeres se casarán, sino que serán como ángeles en el cielo. Los Angeles son espíritus, y pueden tomar la forma que quieran, pueden ir de un lugar a otro a mayor velocidad que la luz, siempre están alegre, no sienten tristeza, sin un Angel tocara a un ser humano, este, inmediatamente entraría en éxtasis que no se puede explicar con palabras pero si experimentarlo.
26 Y con respecto a la resurrección de los muertos, ¿no han leído en el Libro de Moisés, en el pasaje de la zarza, lo que Dios le dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?
Si dejáramos de existir a los 100 años, nuestra creación no tendría sentido, no tendría sentido ni la inteligencia, ni la sabiduría, ni la bondad, ni el amor, ni el sufrimiento, ¿ para que ?, para Dios todos vivmos incluyendo a Abraham, Isaac, Jacob y todos los que ya no estan en este mundo, nosotros y todos los que van a nacer.
27 Él no es un Dios de muertos, sino de vivientes. |
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De: UTOPIA |
Enviado: 28/02/2010 18:22 |
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De: UTOPIA |
Enviado: 23/09/2010 18:10 |
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De: UTOPIA |
Enviado: 06/05/2015 13:57 |
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De: UTOPIA |
Enviado: 03/06/2015 20:57 |
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De: UTOPIA |
Enviado: 10/03/2016 19:30 |
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