Dame la mano... ven... Quiero llevarte al lugar donde habitan los amores imposibles. Camina a mi lado, despacio... te llevaré a través del camino de mis rosas de Siria, que como un milagro, un año más, me dicen que sigo aquí, que tengo vida.
Escucha... no es el aleteo de mariposas, no es el sonido del agua que cae de la fuente, ni el dulce bailar de las hojas en su caer de los árboles. Es el susurro de las palabras que no se llegaron a decir, de las caricias que no acariciaron ninguna piel, de las lágrimas que no llegaron a salir.
¿ Te estremeces? . Mírame. No hables, no digas nada... respetemos el dolor. Dame tu mano... volvamos a la vida, a mi vida.