Delicada Suave y Hermosa
A ti que la naturaleza te hizo frágil,
delicada, suave y hermosa.
A ti que a través de los tiempos te has
convertido en ejemplo viviente de ser
humano, de la fragilidad te has transformado
en una roca base de la edificación del hogar,
de ese pétalo delicado de rosa has vencido
las tempestades adversas de la vida, no
te ha importado el desvelo, ni el sacrificio
que a diario haces por tus hijos y familia.
A ti mujer que te has convertido en la vena
de la línea consanguínea legando el buen
sanzón de abuela, a la madre, a la hija
y que sirves el pan, la comida y
una sonrisa.
La suavidad y hermosura nacen dentro de
ti, la fiera por tener la fuerza de defender
su madriguera y no permitir que sea
profanado y evitar que hieran
el corazón de su familia.
A ti mujer que eres reyna, princesa,
madre, compañera del varón desligado
a sus obligaciones y deberes.
A ti mujer que eres un volcán de hielo y
en agua cristalina te transformas por tu
esfuerzo rigoroso, bello, enaltec edor,
orgullo de tus padres, hijos y nietos.
Mujer que muy temprano te levantas,
enferma, adormitada, le prendes lumbre
a la leña, preparas el comal y haces
tortillas, comida que son para
tus hijos y familia.
A ti mujer que te encuentras en un cuarto
frío descubriendo medicinas para los enfermos.
A ti mujer que cuidas a los leprosos que otros
no quieren cuidar, mujer que pintas, cantas,
bailas y haces dormir a tus hijos con
un bello cuento.
A ti mujer que das vida y amamantas a
tus hijos y andas con tu esposo, compañero caminando largos caminos.
Hoy mujer que participas en política,
eventos sociales, en la calle andas de
comerciante, transportista,
todo lo haces con amor.
En las aulas enseñas a la niñez y hasta
has logrado ver desde la atmósfera la fina
luz de las estrellas y con valor combates
en la guerra.
A ti mujer te respeto y te admiro, es
inigualable tu inteligencia, eres digna en
todos los tiempos de estar en lo más alto
de la pirámide de la sapiencia.
A ti, a ti, a ti que te encuentras por todos
lados, hoy te bendigo, me solidarizo con
tus causas que son las causas de todos
y bendigo el momento en que
decidí aprender de ti.
Leobardo Cruz Magariño