Un Preso Singular
Era un hombre que había sido
encarcelado. A través de un ventanuco
enrejado que había en su celda gustaba
de mirar al exterior. Todos los días se
asomaba al ventanuco, y, cada vez que
veía pasar a alguien al otro lado de
las rejas, estallaba en sonoras e
irrefrenables carcajadas.
El guardián estaba realmente
sorprendido. Un día ya no pudo por
menos que preguntar al preso:
- Oye, hombre, ¿a qué vienen todas
esas risotadas día tras día?
Y el preso contestó:
- ¿Cómo que de qué me río?
¡Pero estás ciego!
Me río de todos esos que hay ahí.
¿No ves que están presos detrás
de estas rejas?
El Maestro dice:
Por falta de discernimiento puro,
no sólo estás en cautiverio, sino
que ni siquiera llegas a darte
cuenta de que lo estás.
Tomado de “Cuentos Clásicos de la India”
recopilados por Ramiro Calle