Daba sustento
Daba sustento a un pajarillo un día Lucinda, y por los hierros del portillo fuésele de la jaula el pajarillo al libre viento en que vivir solía.
Con un suspiro a la ocasión tardía tendió la mano, y no pudiendo asillo, dijo (y de las mejillas amarillo volvió el clavel que entre su nieve ardía):
¿Adónde vas por despreciar el nido, al peligro de ligas y de balas, y el dueño huyes que tu pico adora?».
Oyóla el pajarillo enternecido, y a la antigua prisión volvió las alas, que tanto puede una mujer que llora.
Lope de
Vega
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