Un guerrero llamado Nobushige fue a visitar
a Hakuin, célebre Maestro Zen,
y le planteó la siguiente pregunta:
-¿Existen verdaderamente, un infierno y un paraíso?
-¿Quién eres? -pregunto Hakuin.
-Un samurai -respondio orgulloso.
-¡Tú, un samurai ! -exclamó Hakuin.
Y se puso a insultarlo violentamente.
-Nadie te querria como guardia, tienes
el aspecto de un mendigo piojoso...
Nobushige se enfureció de tal forma que
comenzó a sacar la espada mientras Hakuin
continuaba a más y mejor con sus insultos.
-¡ Ah !, al menos tienes una espada, pero probablemente
eres demasiado estúpido como para
lograr cortarme la cabeza.
Nobushige, alzo la espada en el aire dispuesto a todo.
Hakuin entonces observó:
-He aqui que se abren las puertas del infierno.
Ante estas palabras, Nobushige
comprendió e inclinó la cabeza.
- Y he aqui que se abren las puertas
del cielo -dijo el viejo maestro.
Hokyo Zan Mai
"El cielo y el infierno, son puertas que abre el EGO.
La importancia del YO hara que sea una cosa o la otra. Muchas
personas sufren en la vida porque estan demasiado tiempo
ocupadas mirando sus propios yoes, sin tomar en cuenta lo
que el mundo les ofrece. El yo tiene la propiedad de hacernos
creer en la inmortalidad del cuerpo. Pero el tiempo pasa, y e
s implacable para todos, desde la planta, pasando por
los animales y llegando hasta el mismo ser humano.
Pensar que nos han ofendido, que un insulto ha mansillado nuestro
nombre, nos han denigrado, nos han puesto en una posicion
distinta y despectiva... etc, etc, son todos argumentos del yo
que no se cansa de pedir y pedir energia para autosostenerse
en el mundo de las imagenes, y asi, sin darte cuenta, estas abriendo
las puertas del infierno. Si dejaras de pensar tanto en tu propio
YO y comenzaras a mirar el mundo como lo hace un bebe, desde
la inocencia, verias que no te han ofendido y tu nombre sigue tan bello
como siempre. Te darias cuenta que no hay mucho tiempo para amar y
darle al mundo una porcion de la belleza de tu alma. Y cuando se la des, ya
no la reclames, ya no sera tuya, es del universo.
Y veras que se abriran las puertas del cielo.
Miguel Angel Arcel