El otro día leía una publicidad sugerente: «Hay deseos que cambian el mundo».
Es verdad.
Hay deseos que cambian el mundo, que lo hacen mejor de lo que es.
Hay deseos grandes que no caben en el corazón y por eso se desbordan y dan vida a muchos. Deseos que sacan lo mejor de las personas, que construyen sobre roca firme, que elevan la vida y la hacen mejor de lo que es.
Sí, hay deseos que nos sacan de nuestra comodidad, de la rutina, de la pereza y nos hacen ponernos en camino, porque merece la pena luchar, dar la vida por algo valioso, porque no podemos quedarnos quietos.Deseos que son mejores que nosotros mismos... Deseos nobles que despiertan lo más puro del alma.
Porque si el corazón no desea nada es que está muriendo, está perdiendo la esperanza o se ha llenado de amargura. El deseo da vida, despierta lo más puro que tenemos dentro. Sí, hay deseos que cambian el mundo. Lo han cambiado tantas veces. Lo siguen cambiando hoy.
Hay sueños que enaltecen y elevan. Por eso es importante hacernos esta pregunta: ¿Qué deseamos?