Había una vez un lugar, lleno de magia y misterio: un paraíso, donde la vegetación crecía por doquier con bosques de algarrobos y quebrachos; los animales de raras especies , eran libres y la paz… lograda con mucho esfuerzo después de años de lucha , presidía en cada rincón .En estas tierras lejanas existía un reino y como todo reino este tenia una soberana, una princesa, cuyo nombre era: “Sumaj Ñhui” que significa” ojos bellos”, y como su nombre lo dice era portadora de los ojos mas bellos, que nadie hubiese conocido ,de un color indefinido una mezcla de miel y ternura , sus cabellos eran de oro, excelente cazadora, era una guerrera incansable, comandaba un gran ejército con bravura increíble, manejaba el arco y la flecha con gran habilidad, igual que el cuchillo y toda clase de armas; había conquistado pueblos enteros, incorporándolos a su reino. Muy amada y respetada por su gente, bondadosa y con un gran sentido de la justicia. Un día llegaron de tierras extrañas, unos invasores, que todo lo arrasaban a su paso causando la destrucción y el caos en cada sitio que pisaban. Sumaj Ñhui muy preocupada por las noticias, reunió a su ejército para enfrentar a los invasores, y como era su costumbre, cuando iba a cazar, se internó en el bosque, junto a un par de guerreros fieles para espiar a sus enemigos. Estos hombres no se parecían a ningún enemigo con los que ella había luchado, notó que llevaban armas desconocidas, y algo como una especie de escudo, pero adheridos a su cuerpo, una armadura, también poseían briosos corceles. Y de pronto lo vio, él sobresalía del grupo debía ser el líder, era el capitán…su enemigo. Se quedó agazapada en el follaje, mirando extasiada sus ojos negros, los más dulces y tristes que vio en su vida; siguió observando, su sonrisa perfecta, su figura esbelta, su gallardía, su voz…su voz que aunque hablaba otro lenguaje, la hechizó. ¡Pero no! Debía recuperar la cordura, era su enemigo. Regreso a su campamento y comenzó a preparar el ataque, era un pequeño grupo y ella era una estratega, esperó que llegara la noche y atacó rodeando los flancos y la retaguardia con sus mejores guerreros y amazonas. La lucha fue feroz, encarnizada, sabía que si se dejaba vencer por sus emociones su pueblo estaría en peligro, entonces en el fragor de la batalla le tocó enfrentar a este enemigo, cuyo nombre era Miguel, un español de pura estirpe, un soldado, un militar táctico, un valiente, que la enfrentó con arrojo. “Una mujer en la batalla, y que valiente es”, fue el pensamiento de él, en un instante, como lo que dura un relámpago en el cielo, sus ojos se cruzaron y el pensó; ¡Que bella es! Y siguió la lucha, era una rival digna de él, por su fiereza, ¡Que mujer pensó! Pero no se detuvo, ¡Que hombre! Pensó ella y siguió el ataque cuerpo a cuerpo, un segundo su piel se rozó con la de él, que la hizo distraer un instante que duró un siglo. El rostro de Miguel dibujo una sonrisa de ganador y ella descubrió que no era un pequeño grupo, que habían llegado los refuerzos de su enemigo y estaba perdida, pero no se dio por vencida, es mas, arremetió con mas ímpetu tratando de llegar a su corazón con el arma que esgrimía en su mano derecha, pero un dolor punzante atravesó su espalda, era la estocada de un soldado enemigo, atacándola a traición y cayó en brazos de Miguel, como un ave herida de muerte. El la tomó en sus brazos y la defendió con su cuerpo, era su prisionera y para poder controlar ese reino debía mantenerla con vida, se dijo, ¡pero no! Ya ella se había robado su corazón. El pueblo y el ejército, se rindieron sin ofrecer resistencia por amor a su soberana. El se adueñó del reino, la llevo a palacio, la cuido, la alimentó, mandó curar sus heridas y la trato como lo que era; una princesa, pero con las precauciones debidas, pues era también su enemiga. El tiempo transcurrió lentamente y sus visitas se hicieron diarias, a todas horas, de día y de noche; ella se había transformado en obsesión, no podía dejar de verla, ni de pensarla: se había enamorado de esa mujer, tan frágil en sus brazos y tan valiente como guerrera. Ella comenzó a aprender su lenguaje y comenzaron a comunicarse, Sumaj Ñhui con desconfianza pues era su prisionera y se debía a su pueblo, pero el amor comenzó a invadir su alma de niña, a pesar que no le estaba permitido amar a su enemigo. Presa del dolor lo enfrentó, intentando escapar, más no pudo, porque el era mas fuerte y logro dominarla, cuando la tuvo prisionera entre sus brazos: la beso apasionadamente entregándole su alma en ese beso, que ella disfruto, pues era el primero, ¡su primer beso de amor!: se lo había dado su enemigo y lo peor de todo, que era prohibido su amor. Desgarrado su corazón por la confusión y la tristeza se transformó en un águila ante los ojos de el que extasiado no podía creer lo que veía, entonces ella escapó al bosque donde una vez lo vio por primera vez. El desesperado de angustia y dolor la siguió, sin dudar ni un instante pero no pudo alcanzarla. Pasaron los días, Miguel la buscaba incansablemente sin embargo no podía encontrarla, un día recordó que en el reino habitaba un hechicero, partió en su busca, cuando lo encontró le pidió una poción para transformarse en ave, el brujo le ofreció una, pero le advirtió, que si la tomaba no volvería a ser hombre, nada mas que en las noches de luna llena, el bebió el brebaje apresuradamente convirtiéndose: en halcón y partió surcando raudamente los aires, en busca de su amada. Y desde entonces surcan los cielos de este lugar de ensueños libres como pájaros, siguen siendo enemigos, pero…Cuenta la gente que en las noches de luna llena, ella vuelve a convertirse en mujer , el en hombre y que en la espesura del bosque han visto a los amantes entregándose caricias y besos, amándose con sus cuerpos desnudos a la luz de la luna llena, pero solo son relatos, de cazadores alrededor de la hoguera, la verdad nadie la sabe.
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