Empecé a amar el silencio
cuando no fue tu voz
la que llegaba a romperlo.
Me hice adicta a tus palabras,
a amarte a tus tiempos
a sentirte cerca
cuando estabas lejos,
a besarte con el pensamiento,
a acariciarte suave
desnudarte lento.
Me hice a tus sueños,
te traje a mis madrugadas
a amarte sin tocarte,
a ir a tu cama,
mañana tras mañana,
a despertarte con café
a besarte lentamente
a la luz de tus ojos
cuando aún
no destella el alba.
Anny