Si consigo evitar que un corazón se rompa, no habré vivido en vano.
Si consigo aliviar el dolor de una vida, calmar una pena, o tan sólo que el zorzal desvalido vuelva a su nido, no habré vivido en vano.
Quien hace algo para ayudar sincera y gratuitamente a los demás, no ha vivido en vano.
Vive en vano solamente aquel que se cierra, estéril, en su egoísmo.
Aquel que pasa distraído a la vera de quien sufre.
Vive en vano el que sólo piensa en acaparar y nunca en compartir.
Nada de lo que hayas hecho en favor de los demás será inútil.
Al final de tu vida, lo que de verdad tendrá importancia será la ayuda que habrás prestado a los otros.
En el momento de la verdad, solamente los otros constituirán tu recompensa.
Al fin y al cabo, no olvido las palabras de Uno que dijo que “Es mejor el dar que el recibir”.