¡Qué total plenitud, qué suave calma,
qué dulce bienestar, qué fuerza inmensa,
qué visión, qué sentir, qué vida intensa,
qué amor inacabable embarga el alma!
¡Qué verse en todo y todos reflejado,
y sentir como todo está en nosotros,
y saber que no existen ya los otros
porque nada es ni vive separado!
Todo está en Dios y Dios se encuentra en todo;
y nuestro Yo es de Dios sólo una parte;
y todo Su saber es, de otro modo,
nuestro saber y nuestra ciencia y arte;
y nuestra vida encuentra su acomodo
en todo ser, y en todos se reparte.
¡Sublime situación, inconcebible,
imposible y real, inexpresable,
sentida intensamente, incomprensible
mas comprendida, cierta, inolvidable!
Manuel Nácher López