Amiga,
esta carta te la escribo con todo el cariño que por ti siento…
Sí, sé que es casi de madrugada, pero no quise irme a dormir sin antes decirte lo mucho que te quiero y aprecio el que me hayas dado tu amistad… sé que Dios te puso en mi camino en el momento exacto cuanto necesitaba una amiga, una hermana que me diera ese aliento que a veces el ser humano tanto necesita...
Siempre has estado disponible para mí... en el lugar preciso, tomando mi mano en momentos de dolor, y tomando mi mano en momentos de tristeza…
Yo te lo agradezco tanto, tanto… que no sé cómo pagar este cariño que me das. Solamente con amor puedo intentar pagarte esa ternura que siento cuando a media noche me despiertas con una llamada para preguntarme cómo estoy…