Si queremos acortar los pasos de la vida
para alcanzar la meta más rápidamente,
lo que estamos haciendo es separándonos
de su significado verdadero.
Cada momento, cada paso,
cada latido del corazón, cada suspiro o respiración
están siempre por una razón.
Demos a cada momento su tiempo,
demos la noble cortesía de escucharnos
y la sabiduría de ver
la presencia divina en los otros
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