Hay una antídoto para la falta de sentido y establece
que tu vida tiene un propósito.
Tú determinas ese propósito
en el nivel del alma y, entonces, ese propósito
se desarrolla en la vida diaria
como parte del plan divino.
Mientras más profunda sea tu conexión con el plan,
más poderoso será éste en tu vida.
En última instancia, nada puede detenerlo.
Al escribir acerca del camino espiritual
llegué a un punto
en el cual sentí deseo de
poder prescindir de terminología
como alma ,Dios y espíritu.
Dado que sólo existe una realidad,
no necesitamos un vocabulario separado y mundano
para la existencia de todos los dias
y otro vocabulario especial
para las existencia superior.
O todo es espiritual o nada lo es.
A los ojos de Dios, el hecho de caminar sobre las aguas
so es más milagroso que la hemoglobina cuando se mezcla
con el oxígeno dentro de un glóbulo rojo.
Ninguno de los dos fenómenos es
visible para nosotros pero ambos
pertenecen al esquema infinito
del desarrollo de la creación.
No obstante, tal parecería que
una vida llena de propósito
y significado debe estar más cerca
de Dios que una vida invertida
en la más caótica confusión.
El dualismo se apega a nuestra mente
de manera muy poderosa y no podemos evitar pensar en términos
de alto y bajo, mejor o peor.
Lo que resulta difícil comprender
es que Dios,
al no desear nada tampoco exige nada de nosotros.
En términos espirituales,
ninguna vida es más o menos valiosa
que otra.
El ladrón de hoy renacerá como el santo del mañana
y viceversa.
Funciona ese plan en términos prácticos?
Una característica central es el tema de la percepción.
Cuando eras un bebe,
te percibías a ti mismo de manera muy limitada.
Lo que no podías solucionar o comprender pasaba a ser
responsabilidad de tu padre o de tu madre.
Ellos te alimentaron
hasta que pudiste hacerlo solo, te dieron un refugio
hasta que pudiste dártelo a ti mismo, etc.
A medida que te volviste más capaz,
cambió tu sentido de dónde
estabas parado en relación con el mundo.
En otras palabras,
cada paso hacia la autosuficiencia cambió tu percepción.
El plan divino es igual.
Al principio, el poder personal
es muy limitado.
El ego asume que debe proveer y lo hace través
de tomar lo que quiere y rechazar lo que no quiere.
En este nivel,
la percepción se limita al individuo y la amplitud
de la visión es reducida.
Lo que beneficie al “ yo, mi, y mío”
es todo lo que importa.
Al ego no le interesa cómo
se interconecta el ser con todo lo demás.
Resulta irónico
que es justo en este nivel,
donde le damos a las fuerzas externas
la autoridad de dictar los sucesos,
que el ego se siente
más poderoso.
A medida que la percepción se expande, sucede lo mismo
con el potencial interno.
Más allá del ego, un círculo más amplio,
que incluye el
“yo, mi, mío”,
se expande en todas direcciones.
En el plan divino,
una persona puede expandirse sin límites
al nivel del alma.
Tu comienzas a ser testigo de lo increíble
que es la organización de la creación,
con perfecto cuidado
e inteligencia infinita. Dado que Dios tiene
inteligencia infinita,
mientas más se expande tu percepción,
más cerca te encontrarás de Dios.
Ni siquiera existe la necesidad
de buscar sino sólo de contemplar.
Al final, todo ya es Dios;
así que sólo es cuestión de percibir
a una profundidad cada vez mayor
hasta que Dios te sea revelado.
Tú adquieres una visión que está sintonizada
con los aspectos
más finos de la belleza y la verdad.
Una de las grandes bendicionees
de la existencia es que todo el mundo nace
con un deseo por ver más.
Ésa el la razón por la cual los sabios
de la India creían
que incluso el hecho de pensar en Dios es señal
de que es seguro que aparezca algún día.
Resulta que la expansión
de la conciencia es el plan divino. No existe otro.
En tanto que tu conciencia continúe en
su proceso de crecimiento,
tú adquieres cada vez más certeza de que también formas
parte del plan divino.
Nada más se te exige ni se te ha exigido nunca.
Deepak Chopra
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