Con el pasar del tiempo he comprendido que la vida es una y corta, no hay que malgastarla.
Que un gesto y una caricia expresan más que mil palabras.
Comprendí la importancia de los pequeños detalles.
Que se debe ser siempre agradecido, cortés, respetuoso y amable.
Que una sonrisa no cuesta nada y puede trasmitir tanto.