¡¡¡ CUANDO LAS PIEDRAS HABLAN !!!
*** Versos de la Rosa ***
*Señor*
Sucias mantenéis plebeyos las piedras del Castillo
cuando otrora destellaba embelesado de grandeza,
sus paredes sucias se rompen con triste desaliento
son piedras donde mí nobleza familiar se acomoda,
engrandeciendo esta aristocracia de gran abolengo
donde el obrero es reventado como siervo del amo.
*Siervo*
Que sublime penar envuelve está desdichada alma
al saber que recibías la pena de negro despotismo,
cuando sus señores violentaban la mujer y madre
sollozos de desventura que reciben sus bastardos,
nacidos en antojo por la voluntad de su autocracia
acaparan la raíz de la señoría para desampararlos.
*Señor*
Ese derecho de pernada pobló de críos la hacienda
en chozos donde esos se morían de la peste negra,
fuimos vejados por los desprecios de su Inquisidor
esparciendo bastardos en las mujeres campesinas,
dejando que su desventura administrara las aldeas
alimentando mejor a los cerdos que a los humanos.
*Siervo*
Los bastardos somos tratados como basura pútrida
vista esta pelirroja semejanza como ominosa peste,
ellos revelan toda su barbarie en el lecho de muerte
deja a su Iglesia su casa de piedra llena de soberbia,
pero la avarienta religiosidad se apropia del Castillo
dejando más desventura a los siervos desgraciados.
*Señor*
Entre los sombríos aposentos de esta casona recia
ese sacrosanta Iglesia se divierte entre sus muros,
aunque jamás logrará reposo su atormentada alma
con sus plebeyos feligreses atemorizados por la fe,
haciendo los amorales excesos de abusos obscenos
como pederastas normalizados de su reino inmoral.
*Siervo*
Hoy cuando un tiempo viene con aires de alborada
el déspota se cela ahora en las enaguas del dinero,
apoderándose de la deuda que les robaran su rezar
sin cadenas esclaviza al plebeyo que trabajo quiere,
encuentra la forma de borrar la señal de esperanza
entre los muros de negras piedras de esa fortaleza.
Autor:
Críspulo Cortés Cortés
El Hombre de la Rosa
20 de mayo año 2020
Comentario de autor:
Cuando las piedras hablan, ennegrecidas por la vergüenza del despotismo absoluto, los historiadores del fanatismo, silencian sus antiguas atrocidades, sin pronunciar una sóla frase que alivie la soberbia y sádica crueldad política y religiosa contra sus plebeyos siervos esclavos.
La peste negra ante tanta injusticia era un catarro.
Así lo pienso y así lo escribo:
El Hombre de la Rosa