el niño ya es demasiado grande
para esa bañerita de bebé
por la que asoman sus pies y dice
que son cangrejos
su ruido de animales de plástico
contra el azulejo
es la única paz que conoces
qué rubio es
qué hermoso que su cabeza
no se parezca a la tuya
ni la mía qué hermoso que su
cabeza pueda existir
más allá de nosotros
y de esta vergüenza larga
que se te enreda y quiebra
de la raíz a las puntas del amor
a la extrañeza