CATRACHA Y CAFE
No fue una, no fueron dos, ni tres sí una infinidad de escribirte a mañana y tarde
y en las noches en la luna como mi faro colgarte para abrazar tu luz de dama…
y contaba los días, los volvía a repasar, los meses redondos se paseaban sin afán
voló el tiempo, la espera se hacía larga y más que larga se devoró más de un año.
La esperanza se retrataba que ya venía, una nube te detenía, luego un astro te atraía
Y yo en mi agonía de querer verte frente a mí, si te veía por una foto o en un video…
Mil versos excitaban las noches de soledad, cabalgaba en caballos de solo silencio,
Trotaba por galaxias con tu imagen de musa, sonrisa de reina y un rosal de suspiros.
Tú, en San Antonio Texas yo en mi Colombia atisbando las horas de ser contigo feliz
extendía puentes, recortaba y recortaba en acelerar el vuelo, el de nuestro encuentro.
Le eche tijera a los días, mordí los meses y puse el hacha al año, hasta cincele al reloj…
Las brisas hicieron música, los rocíos entonaron cantos, como los bosques mis notas.
Cada flor me habla de ti, cada aroma se vestía de tu fragancia, cada esencia me sonreía
el sol se robaba tus cabellos y los extendía en rayos, para enredar los míos en un nido.
Mientras llegaba el día prometido, las hojas blancas se pincelaron en capullos de letras
estas escribieron en pétalos, en cada hoja de árboles, que el viento hizo llegar en cartas.
Hasta que al fin un día campanas anunciaron tu venida, aires alegres te trajeron en avión
fue una noche de aromas a café, se ofrecieron champañas en darte una idílica bienvenida.
Al fin mi catracha en suelo colombiano me hacía bailar de punta, y luego un suave vals
el camino se hizo alfombra de pétalos de rosa, en orillas velas, y bombas con un te amo.
Todo fue mágico, la luna extendió su lumbre las estrellas luz en los corazones con amor
llegaron los abrazos, los sonrojos de un millón de caricias, bocas por querer beber besos.
La noche fue sobria acompañada de musicales hálitos, miradas en gemas eran destellos
un vino para entrar en calor, un osito de peluche en la cama nos invitaba a pasar a los dos.
Flores en un jarrón, se enteraban que ella era chiquita para un kinkon que la enamoro
así, así el corazón lanzo en gracias un brindis al cielo y al creador por una feliz unión.
Dos poetas versando por la web, se conquistaron por internet, amigos del chat y novios
rompimos los paradigmas, lo ignoto paso ser historia, hoy la historia cuenta ese amor.
Es cierto que las ilusiones fueron castillos, que sin ser de sangre azul tenemos un reino
en adelante diamantes para seguir brillando con sencillez y humildad por ser mortales.
Leo Frank Park
Luis Francisco Pardo Huertas
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Colombia - Kansas City Mo.
01 07 2020