Cuántos arrepentimientos y cuántas lágrimas llegan por esas
obras impulsivas. Antes de actuar analiza las concecuencias
que traeran tus palabras o tus silencios.
Pon en práctica tu sentido común. La ira o la euforia son
malas consejeras. Cálmate, razona y entonces resuelve.
Recuerda, que la mejor decisión es aquella que trae paz
a tu espíritu.
Es un dìa muy hermoso para compartir y ojalà este leno de
paz y amor.