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CUENTOS Y LEYENDAS: cuebta la leyenda
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De: Alicia30 (Mensaje original) |
Enviado: 16/07/2018 12:56 |
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Cuenta la leyenda que un hombre oyó decir que la felicidad era un tesoro. A partir de aquel instante comenzó a buscarla. Primero se aventuro por el placer y por todo lo sensual, luego por el poder y la riqueza, después por la fama y la gloria, y así fue recorriendo el mundo del orgullo, del saber, de los viajes, del trabajo, del ocio y de todo cuanto estaba al alcance de su mano. En un recodo del camino vio un letrero que decía: "Le quedan dos meses de vida." Aquel hombre, cansado y desgastado por los sinsabores de la vida se dijo: "Estos dos meses los dedicaré a compartir todo lo que tengo de experiencia, de saber y de vida con las personas que me rodean. " Y aquel buscador infatigable de la felicidad, solo al final de sus días, encontró que en su interior, en lo que podía compartir, en el tiempo que le dedicaba a los demás, en la renuncia que hacia de si mismo por servir estaba el tesoro que tanto había deseado. “Cuando una de las puertas de la felicidad se cierra, otra se abre, pero, a menudo, miramos tanto la puerta que se ha cerrado que no vemos aquella que se ha abierto para nosotros.” Comprendió que para ser feliz se necesita amar; aceptar la vida como viene; disfrutar de lo pequeño y de lo grande; conocerse a si mismo y aceptarse así como se es; sentirse querido y valorado, pero también querer y valorar; tener razones para vivir y esperar y también razones para morir y descansar. Entendió que la felicidad brota en el corazón, con el rocío del cariño, la ternura y la comprensión. Que son instantes y momentos de plenitud y bienestar; que esta unida y ligada a la forma de ver a la gente y de relacionarse con ella; que siempre está de salida y que para tenerla hay que gozar de paz interior.
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LA CAMPANA SUSANA- LEYENDA DE GERONA
En el año 1810, Gerona, a pesar de su heroica resistencia, había
caído en manos de los franceses. La mayor parte de la guarnición que quedó
vigilando a la población civil, se sentía muy insegura. Los gerundenses no
permitían que les fuera fácil la vida, y hacían todo lo posible por zafarse del
invasor, acosándoles de mil maneras.
Una noche, los ánimos estaban
particularmente encendidos en el cuartel de los franceses, a causa de una
escaramuza de los catalanes que les había causado grandes pérdidas. Unos cuantos
de entre ellos, decidieron que estaría bien dar un escarmiento a la población,
saliendo esa misma noche, con todo sigilo, y penetrando en las casas, matar a
cuantas personas pudieran sin reparar en su condición. Seguramente, esa acción
enseñaría a los gerundenses quién estaba al mando en su ciudad y les quitaría
las ganas de seguir combatiendo.
Y tal como lo habían pensado, cogieron
sus armas y salieron a la calle con la furia en el alma.
Las calles de
la ciudad estaban sumidas en el silencio y la oscuridad. Nadie les había visto.
Nadie más que ellos sabía lo que se proponían hacer. Nadie podría salvar a las
personas que se habían propuesto matar.
Estaban ya preparados en las
puertas de las primeras casas en que pensaban entrar, cuando de pronto, una de
las campanas de la catedral empezó a tocar a rebato. Su sonido era más fuerte
que nunca y parecía rebotar en todas las paredes de las casas y ampliarse
infinitamente hasta llegar al último rincón de la ciudad.
Todas las
ventanas se llenaron de luces, todo el mundo se preguntaba que pasaba. Los
gerundenses salieron a las calles, miraban al campanario y, asombrados gritaban:
"¡ Es la Susana, es la Susana...!"-, que tal era el nombre que recibía aquella
campana.
Cuando el párroco subió al campanario, vio que la campana se
balanceaba sola, impelida por una fuerza infinitamente más poderosa que la de
cualquier ser humano.
Nadie dudó de que aquel hecho extraordinario,
había salvado a la ciudad de un terrible peligro, pero sólo se supo cual había
sido, cuando uno de los soldados, conmovido por los sucesos de aquella noche,
contó lo que se había tramado contra la población en el acuartelamiento de los
franceses.
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Nunca podrás escapar de tu corazón,así que es mejor que escuches lo que tiene que decirte…
Paulo Coelho, "El alquimista"
Cuenta una leyenda oriental que
las personas destinadas a conocerse tienen un hilo rojo atado en sus
dedos.Este hilo nunca desaparece y permanece constantemente atado, a
pesar del tiempo y la distancia. No importa lo que tardes en conocer a
esa persona, ni importa el tiempo que pases sin verla, ni siquiera
importa si vives en la otra punta del mundo: el hilo se estirará hasta
el infinito pero nunca se romperá.
Este
hilo lleva contigo desde tu nacimiento y te acompañará, tensado en
mayor o menor medida, más o menos enredado, a lo largo de toda tu vida. Así
es que, el Abuelo de la Luna, cada noche sale a conocer a los recién
nacidos y a atarles un hilo rojo a su dedo, un hilo que decidirá su
futuro, un hilo que guiará estas almas para que nunca se pierdan…La leyenda versa así:
"Hace
mucho mucho tiempo, un emperador se enteró de que en una de las
provincias de su reino vivía una bruja muy poderosa, quien tenía la
capacidad de poder ver el hilo rojo del destino y la mandó traer ante su
presencia. Cuando la bruja llegó, el emperador le ordenó que buscara el
otro extremo del hilo que llevaba atado al meñique y lo llevara ante la
que sería su esposa. La bruja accedió a esta petición y comenzó a
seguir y seguir el hilo. Esta búsqueda los llevó hasta un mercado, en
donde una pobre campesina con una bebé en los brazos ofrecía sus
productos. Al llegar hasta donde estaba esta campesina, se detuvo frente
a ella y la invitó a ponerse de pie. Hizo que el joven emperador se
acercara y le dijo: «Aquí termina tu hilo», pero al escuchar esto el
emperador enfureció, creyendo que era una burla de la bruja, empujó a la
campesina que aún llevaba a su pequeña bebé en brazos y la hizo caer,
haciendo que la bebé se hiciera una gran herida en la frente, ordenó a
sus guardias que detuvieran a la bruja y le cortaran la cabeza.Muchos
años después, llegó el momento en que este emperador debía casarse y su
corte le recomendó que lo mejor era que desposara a la hija de un
general muy poderoso. Aceptó y llegó el día de la boda. Y en el momento
de ver por primera vez la cara de su esposa, la cual entró al templo con
un hermoso vestido y un velo que la cubría totalmente… Al levantárselo,
vio que ese hermoso rostro tenía una cicatriz muy peculiar en la
frente."
Esta leyenda está tan arraigada en las culturas orientales que millones de personas llevan unidas a ellas un hilo rojo verdadero. Aunque no hay claridad sobre si el origen es chino o japonés, se dice que la leyenda comenzó al conocer que la arteria ulnar conecta el dedo meñique (otras fuentes hablan delanular, lo que tiene más tradición en nuestra cultura) con el corazón, fuente de vida y eternamente concebido como el hogar del amor…
Un
hilo rojo al que no podremos imponer nuestros caprichos ni nuestra
ignorancia, un hilo rojo que no podremos romper ni deshilachar. Un hilo
rojo directo al corazón, que conecta a los amores eternos, a los
profundos, esos que simbolizan el antes y por los que no hay después. El
amor de una madre, de un padre, de un hermano, de un niño, de un amigo,
de un hombre o de una mujer… Un hilo rojo que simboliza el amor y el
interés común… Cada
uno que lo interprete como quiera pero lo que está claro es que, en
ocasiones, las casualidades son tan fuertes que no dejan lugar a dudas… Almas gemelas se llaman, corazones entrelazados con una o varias eternidades por vivir...
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Iba pidiendo de puerta cuando tu
carroza de oro apareció en la lejanía, como un sueño magnífico. Y yo me
preguntaba maravillado quién sería aquel Rey de Reyes. Mis esperanzas
volaron hasta el cielo y pensé que los días malos se me habían acabado.
Me quedé esperando limosnas espontáneas, tesoros derramados frente a mí.
La
carroza se paró a mi lado. Me miraste y bajaste sonriendo. Sentí que la
felicidad de mi vida había llegado. Y de pronto tú me tendiste tu
diestra diciendo: «¿Puedes darme algo?» ¡Ah, qué ocurrencia la de tu
realeza! ¡Pedirle a un mendigo! Yo estaba confuso y no sabía qué hacer.
Luego saqué despacio de mi saco un granito de trigo y te lo di...
...Pero qué sorpresa la mía cuando,
al vaciar por la tarde mi saco en el suelo, encontré un granito de oro
en la miseria del montón. ¡Qué amargamente lloré por no haber tenido
corazón para dártelo todo, para dárteme entero!
Autor RABINDRANATH TAGORE |
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Enviado: 29/12/2016 20:00 |
Los ojos magicos
En
la aldea de Faken, en los más recóndito de Friedland, vivía un panadero
alto y delgado llamado Fouke, hombre recto, de barbilla y nariz largas y
delgadas. Fouke era tan probo que parecía salpicar rectitud desde sus
labios delgados a cualquiera que se le acercaba, por lo que la gente de
Faken prefería mantenerse alejada de él.
La
esposa de Fouke, Hilda, era pequeña y redonda, sus brazos eran
redondos, su vientre era redondo, sus caderas eran redondas. Hilda no
mantenía a raya a la gente con sus lecciones de honestidad; su suave
redondez precía invitarlos a acercarse a ella para compartir la calidez
de su corazón abierto.
Hilda
respetaba a su virtuoso esposo, y lo amaba también en la medida en la
que él se lo permitía; pero su corazón anhelaba de él algo más que su
valiosa rectitud.
Y ahí, en el lecho de su necesidad, yacía la semilla de su tristeza.
Una
mañana, habiendo trabajado desde el amanecer, amasando su pasta para
los hornos, Fouke llegó a casa y encontró a un extraño en su recámara,
recostado sobre la cadera redonda de Hilda.
El
adulterio de Hilda pronto se convirtió en la conversación de la taberna
y en el escándalo de la congregación de Faken. Todo el mundo supuso que
Fouke echaría a Hilda de su casa, ya que era tan recto. Pero sorprendió
a todos al mantener a Hilda como su esposa, diciendo que la perdonaba
como la Biblia decía que debía hacerlo.
Sin
embargo, en lo más profundo de su corazón, Fouke no podía perdonar a
Hilda por haber manchado su nombre. Siempre que pensaba en ella, sus
sentimientos eran de rabia y dureza; la despreciaba como si fuera una
prostituta. La odiaba por haberlo traicionado, después de haber sido él
un esposo tan bueno y tan fiel.
Fouke sólo fingió perdonar a Hilda para poder castigarla con el peso de su recta misericordia.
Pero la falsedad de Fouke no tiene un lugar en el cielo.
Así
es que cada vez que Fouke sentía su odio secreto hacia Hilda, un ángel
llegaba hasta él y dejaba caer una pequeña piedra, apenas del tamaño de
un botón, en el corazón de Fouke. Cada vez que una piedra caía, Fouke
sentía un dolor tan agudo como el que sintió cuando encontró a Hilda
alimentando su hambriento corazón en la despensa de un extraño.
Por lo tanto, la odió aún más; su odio le trajo dolor y su dolor lo hizo odiar.
Las
piedrecillas se multiplicaron, y el corazón de Fouke creció por el
peso; tan pesado se hizo que la parte superior de su cuerpo se dobló y,
para poder ver hacia delante, fue necesario forzar el cuello. Abrumado
por el dolor, Fouke empezó a desear estar muerto.
El ángel que dejó caer las piedras en su corazón llegó hasta Fouke una noche y le comunicó que su dolor sería curado.
Había
un remedio, dijo, sólo uno, para la herida de un corazón lastimado.
Fouke necesitaría el milagro de los ojos mágicos. Necesitaría ojos para
ver hacia atrás, cuando se inició su dolor, para ver a Hilda no como la
esposa que lo traicionó, sino como una mujer débil que lo necesitaba.
Sólo una nueva manera de ver las cosas a través de los ojos mágicos
podría sanar el dolor que fluía de las heridas del pasado.
Fouke protestó. «Nada puede cambiar el pasado», dijo. «Hilda es culpable, un hecho que ni siquiera un ángel puede cambiar.»
«Sí,
pobre hombre adolorido, tienes razón», dijo el ángel. «Tú no puedes
cambiar el pasado, sólo puedes curar el dolor que te llega de él. Y sólo
puedes sanarlo a través de la visión de los ojos mágicos.»
«¿Y cómo puedo conseguir los ojos mágicos?», se enfurruñó Fouke.
«Sólo
pídelo con anhelo y te serán otorgados. Y cada vez que veas a Hilda a
través de tus nuevos ojos, una piedra será removida de tu corazón
lastimado».
Fouke
no pudo hacer su petición inmediatamente, pues había aprendido a amar
su odio. Pero el dolor de su corazón finalmente lo condujo a desear y
pedir los ojos mágicos que el ángel había prometido. Así es que pidió. Y
el ángel otorgó.
Pronto,
Hilda comenzó a cambiar ante los ojos de Fouke maravillosa y
misteriosamente. Él empezó a verla como una mujer necesitada que lo
amaba, en lugar de la mujer vil que lo había traicionado.
El
ángel cumplió su promesa: empezó a remover las piedrecillas del corazón
de Fouke, una por una, por lo que se tardó bastante en remover todas.
Fouke gradualmente sintió que su corazón se aligeraba, empezó a caminar
erguido nuevamente, y, de alguna manera, su nariz y su barbilla dejaron
de ser tan delgadas y agudas. Invitó a Hilda a entrar en su corazón
nuevamente, lo que ella hizo, y juntos empezaron un viaje hacia una
segunda etapa de humilde felicidad.
Lewis Smedes
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El amor y el tiempo
Había una vez una isla muy pequeña, confundida con el paraíso, en donde habitaban los sentimientos del hombre. En esta isla vivían en plena armonía el Amor, la Tristeza y todos los otros sentimientos. Un
día, en que la naturaleza se enojo con la tierra, comenzó a inundar la
isla con una gran sudestada; el Amor se despertó aterrorizado sintiendo
que su isla era atacada con olas gigantes que todo lo cubrían. Pero
se olvido rápido del Miedo y cuidó que todos los sentimientos se
salvaran. Todos corrieron y tomaron sus embarcaciones, y también
subieron presurosos a las montañas más altas, donde podrían ver la isla,
pero sin creer que el agua los alcanzaría. Solo el Amor no se apresuró..., el amor nunca se apresura. Él
quería quedarse un poquito más en su isla, pero el agua comenzó a
llegar hasta las cumbres más altas, y cuando el agua le llegaba casi a
sus pies, el Amor se acordó que no podía morir. Entonces corrió en
dirección a los barcos que partían y gritó por auxilio. La Riqueza,
oyendo su grito, trató de responder, pero,...no podía llevarlo ya que
todo el oro y la plata que llevaba en su barco no permitían agregar más
peso, y temía que su barco se hundiera. Llamó entonces a la Vanidad,
pero... también le respondió que no podía ayudarlo, pues el Amor se
había ensuciado ayudando a los otros, y ella, la Vanidad, no soporta la
suciedad. Por detrás de la Vanidad venía la Tristeza, pero... se sentía tan deprimida que no podía ayudar a nadie. Pasó también la Alegría, pero...estaba tan eufórica que no oyó la suplica del Amor. Sin esperanza el Amor se sentó sobre la última piedra que todavía se veía sobre la superficie del agua y comenzó a resignarse. Su llanto fue tan triste que llamó la atención de un anciano que pasaba con su barco. El
viejito tomó al Amor en sus brazos y lo llevó hasta la montaña más
alta, allí donde nunca llegaría el agua, junto con los otros
sentimientos. Recuperándose el Amor le preguntó a la Sabiduría quien era el anciano que lo ayudó, a lo que ella le contestó: "El Tiempo..." El Amor entonces cuestionó: "...¿Por qué solo el Tiempo pudo traerme aquí..?" La Sabiduría entonces, con una leve sonrisa y en voz baja, le respondió: "¡Porque sólo el Tiempo tiene la capacidad de ayudar al Amor a llegar a los lugares más difíciles".
Desconozco su Autor |
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Cuenta
una vieja leyenda de los indios sioux que, una vez, hasta la tienda del
viejo brujo de la tribu llegaron, tomados de la mano, Toro Bravo, el
más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Alta, la hija
del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu.
- Nos amamos -empezó el joven. - Y nos vamos a casar -dijo ella. - Y nos queremos tanto que tenemos miedo. - Queremos un hechizo, un conjuro, un talismán. - Algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos. - Que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar a Manitú el día de la muerte. - Por favor -repitieron-, ¿hay algo que podamos hacer?
El viejo los miró y se emocionó de verlos tan jóvenes, tan enamorados, tan anhelantes esperando su palabra. - Hay algo... -dijo el viejo después de una larga pausa-. Pero no sé... es una tarea muy difícil y sacrificada. - No importa -dijeron los dos. - Lo que sea -ratificó Toro Bravo. -
Bien -dijo el brujo-, Nube Alta, ¿ves el monte al norte de nuestra
aldea? deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos, y
deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo
atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de la luna
llena. ¿Comprendiste? La joven asintió en silencio.
- Y tú,
Toro Bravo -siguió el brujo-, deberás escalar la montaña del trueno y
cuando llegues a la cima, encontrar la más brava de todas las águilas y
solamente con tus manos y una red deberás atraparla sin heridas y
traerla ante mí, viva, el mismo día en que vendrá Nube Alta... salgan
ahora.
Los jóvenes se miraron con ternura y después de una fugaz
sonrisa salieron a cumplir la misión encomendada, ella hacia el norte,
él hacia el sur... El día establecido, frente a la tienda del brujo, los
dos jóvenes esperaban con sendas bolsas de tela que contenían las aves
solicitadas.
El viejo les pidió que con mucho cuidado las
sacaran de las bolsas. Los jóvenes lo hicieron y expusieron ante la
aprobación del viejo los pájaros cazados. Eran verdaderamente hermosos
ejemplares, sin duda lo mejor de su estirpe.
- Volaban alto? -preguntó el brujo. - Sí, sin duda. Cómo lo pediste... ¿y ahora? -preguntó el joven- ¿lo mataremos y beberemos el honor de su sangre? - No -dijo el viejo. - Los cocinaremos y comeremos el valor en su carne -propuso la joven. -
No -repitió el viejo-. Hagan lo que les digo. Tomen las aves y atenlas
entre sí por las patas con estas tiras de cuero... Cuando las hayan
anudado, suéltenlas y que vuelen libres.
El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros.
El
águila y el halcón intentaron levantar vuelo pero sólo consiguieron
revolcarse en el piso. Unos minutos después, irritadas por la
incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre sí hasta
lastimarse.
- Este es el conjuro. Jamás olviden lo que han visto. Son ustedes como un águila y un halcón;
si
se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán
arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán a lastimarse
uno al otro. Si quieren que el amor entre ustedes perdure, "vuelen
juntos pero jamás atados". |
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En
Escocia se encuentra el misterioso lago en el cual se cree que habita
uno de los monstruos más famosos de la cultura inglesa: Nessi. Más
popular que Big Foot y Yeti, Nessi es una leyenda que comienza en el
siglo VI, por el avistamiento de un misionero. Después de él, miles de
personas han asegurado haberlo visto, incluso con alguna foto de baja
calidad para demostrarlo. Con largo cuello y piel lisa de color rojo
oscuro, se cree que podria ser un plesiosaurio (dinosaurio marino) que
ha sobrevivido al paso del tiempo.
El
hábitat del monstruo es "el lago Ness", una masa de agua dulce de
origen tectónico que ocupa 56,4km2 de superficie, tiene una profundidad
máxima de 240 metros y recibe el agua de siete rios (Tarff, Enrich,
Foyers, Farigaig, Oich, Coiltie y Morrison). Como es de esperar, aún no
hay indicios reales de que en tal cantidad de superficie haya un
monstruo, aunque uno de los principales atractivos del lago y de Escocia
es poder navegar mediante un barco con vistas panorámicas al interior
del lago, y con suerte poder ser testigos en primera persona de Nessi.
Aunque
lo más probable es que no veamos nada y siga alimentándose el misterio
durante más siglos, porque las aguas de éste mítico lago tienen una
visibilidad extremadamente baja, dado su alto contenido en turba.
Redactado por David Auger Iniesta
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LA MARIPOSA AZUL
Había un viudo que vivía con sus dos hijas, curiosas e inteligentes. Las niñas siempre hacían muchas preguntas. Él sabía responder algunas, otras no. Como pretendía ofrecerles la mejor educación,
mandó a las niñas de vacaciones con un sabio que vivía en lo alto de
una colina. El sabio siempre respondía a las preguntas sin la menor
vacilación. Impacientes con el sabio, las niñas decidieron inventar una pregunta que él no sabría responder. Una de ellas apareció con una hermosa mariposa azul que utilizaría para engañar al sabio. - ¿Qué vas a hacer?, preguntó la hermana. - Voy a esconder la
mariposa en mis manos y voy a preguntar al sabio si está viva o muerta.
Si él dijese que está muerta, abriré mis manos y la dejaré volar. Si
dice que está viva, la apretaré y la aplastaré. Y así, cualquiera que
sea su respuesta, será una respuesta equivocada. Las dos niñas fueron entonces al encuentro del sabio, que estaba meditando. - Tengo aquí una mariposa azul, dijo una de las hermanas. Dígame, ¿está viva o está muerta? Con mucha calma, el sabio sonrió y respondió: - La respuesta está en tus manos.
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La leyenda de Ondina
La Ondina era una ninfa acuática de la mitología germánica. Era de belleza asombrosa y, al igual que todas las ninfas, inmortal. Una de las únicas amenazas para su felicidad sin límites es enamorarse de un mortal y quedarse embarazada de él. Si eso sucediera, la ninfa perdería su don de vida eterna.
Como no puede ser de otra manera en los mitos, lo peor sucedió.
Ondina se enamoró de un brillante caballero llamado Sir Lawrence y pronto se casaron.
Cuando se dieron los votos, Lawrence dijo: "Hasta el último aliento que
salga de mi boca será ofrenda de mi amor y fidelidad a ti". Se fueron a vivir a un fabuloso castillo.
Al año de estar casados felizmente, Ondina dio a luz al hijo de Sir
Lawrence... A partir de aquel momento, la ninfa empezó a envejecer. Poco a poco su belleza espléndida fue desapareciendo, y el interés de Sir Lawrence por ella... también.
Una tarde, Ondina estaba paseando cerca de los establos y oyó los familiares ronquidos de Sir Lawrence. Al entrar, vio a su marido dormido en los brazos de otra mujer, joven y hermosa. Y entonces le señaló furiosa y el hombre, al ser golpeado por la punta del dedo de ella, lo sintió como una terrible patada. La ninfa, convertida en furia, le maldijo con las siguientes palabras:
"Tu
me prometiste que hasta el último aliento que saliera de tu boca sería
para mí, y yo acepté tu voto. Entonces que así sea. Todo el tiempo que
permanezcas despierto tu aliento te pertenecerá, pero si alguna vez te
duermes... tu aliento me pertenecerá y tú morirás".
El caballero hizo de todo para mantenerse despierto, la idea de morir
le quitaba el sueño, y así aguantó muchos días, cada vez más torpe y
cansado.
Al final, decidió acostarse con su amante una última vez, y a ella sí
le prometió que hasta él último aliento que la vida le dejara sería
para ella. Y cumplió su palabra.
El sueño de la Ondina, su maldición, es la muerte de los que traicionan sus promesas de amor. |
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HISTORIA DE UN AMOR IMPOSIBLE
Cuenta
la leyenda que una joven mariposa, de cuerpo frágil
y sensible volaba cierta tarde jugando con el viento,
cuando vió un lucero muy brillante, y se enamoró.
Emocionada, regresó inmediatamente a
su casa, loca por contar a su madre que había
descubierto lo que era el amor.
-¡Que tontería! - fue la fría respuesta
que escuchó; Los luceros no fueron hechos
para que las mariposas pudieran volar a su alrededor.
Búscate un poste, o un foco, y enamórate
de algo así. Para eso fuimos creadas.
Decepcionada, la mariposa decidió simplemente
ignorar el comentario de la madre, y se permitió
volver a alegrarse con su descubrimiento. "Que
maravilla poder soñar", pensaba. La noche
siguiente el lucero continuaba en el mismo lugar,
y ella decidió que subiría hasta el cielo
y volaría en torno a aquella luz radiante para
demostrarle su amor.
Fue muy difícil sobrepasar la altura a la cual
estaba acostumbrada, pero consiguió subir algunos
metros por encima de su nivel de vuelo normal. Pensó
que si cada día progresaba un poquito, terminaría
llegando hasta el lucero. Así que se armó
de paciencia y comenzó a intentar vencer la distancia
que la separaba de su amor.
Esperaba
con ansiedad la llegada de la noche, y cuando veía
los primeros rayos del lucero, agitaba ansiosamente
sus alas en dirección al firmamento.
Su madre estaba cada vez más furiosa:
-Estoy decepcionada con mi hija -decía. Todas
sus hermanas, primas y sobrinas ya tienen lindas quemaduras
en sus alas, provocadas por los focos. Sólo
el calor de un foco es capaz de entusiasmar
el corazón de una mariposa: Deberías dejar
de lado estos sueños inútiles y conseguir
un amor posible de alcanzar.
La joven mariposa, irritada porque nadie respetaba lo
que sentía, decidió irse de la casa. Pero
en el fondo -como, por otra parte, siempre sucede -quedó
marcada por las palabras de su madre, y consideró
que ella tenía razón.
Así, durante algún tiempo, intento olvidar
al lucero y enamorarse de la luz de los focos
de casas suntuosas, de las luces que mostraban los colores
de cuadros magníficos, del fuego de las velas
que quemaban en las más bellas catedrales del
mundo.
Pero
su corazón no conseguía olvidar al lucero,
y después de ver que la vida sin su verdadero
amor no tenía sentido, resolvió reemprender
su itinerario en dirección al cielo.
Noche tras noche intentaba volar lo más alto
posible, pero cuando la mañana llegaba, estaba
con el cuerpo helado y el alma sumergida en la tristeza.
Entretanto,
a medida que se iba haciendo mayor, pasó a prestar
atención a todo cuanto veía a su alrededor.
Desde allá arriba podía vislumbrar las
ciudades llenas de luces, donde probablemente sus primas,
hermanas y sobrinas, ya habrían encontrado un
amor.
Veía las montañas heladas, los océanos
con olas gigantescas, las nubes que cambiaban de forma
a cada minuto. La mariposa comenzó a amar cada
vez más a su lucero, porque era él que
la impulsaba a conocer un mundo tan rico y hermoso.
Pasó mucho tiempo y un buen día ella decidió
volver a su casa. Fue entonces que supo por los vecinos
que su madre, sus hermanas, primas y sobrinas, y todas
las mariposas que había conocido, ya habían
muerto quemadas por los focos y en las llamas
de las velas, destruídas por un amor que juzgaban
fácil.
La mariposa, aún cuando jamás haya conseguido
llegar hasta su lucero, vivió muchos años
aún, descubriendo cada noche cosas diferentes
e interesantes. Y comprendiendo, que, a veces, los amores
imposibles traen más alegrías y beneficios
que aquellos que están al alcance de nuestras
manos.
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La Leyenda de la Diosa Luna
En el inicio
cuando los dioses eran mortales, existía una bella princesa llamada
Ixchel. Había muchos hombres que la pretendían entre ellos un joven
llamado Itzamná. Un día llego un príncipe de otro imperio, para rendir
tributo por la victoria en batalla de la gente de Ixchel y en cuando la
conoció se enamoro de ella.
La gente del
pueblo le dijo que Itzamná la pretendía y que al parecer ella empezaba a
caer ante el entonces desde que el conoció a Itzamná reñían por el amor
de Ixchel.
Su hermana
mayor; Ixtab, decidió que pelearían hasta que uno de los dos muriera, el
sobreviviente quedaría con Ixchel, pero Ixtab desconocía que Ixchel
estaba enamorada de Itzamná.
Itzamná iba a
vencer pero su oponente le hirió por la espalda con juegos sucios y
murió. Ixchel al ver morir a su amado corrió del lugar y encomendando su
alma a Ixtab, se quito la vida.
Ixtab maldijo a
aquel que con juegos sucios mato a Itzamná, y nadie supó lo que sucedió
con él, ella a quien su hermana encomendó su alma al morir, paso a ser
la Diosa del Suicidio.
Las almas de
las doncellas de la princesa guiaron a los enamorados al cielo y así
Itzamná pasó a ser el Dios Sol, e Ixchel, pasó a ser su esposa y la
Diosa Luna.
En
agradecimiento y como una prueba de su amor por Ixchel, Itzamná dividió
en día y noche y a la noche le dio brillo con las almas de esas
doncellas que son las estrellas más brillantes.
Se dice que en
cada Fuego Nuevo la diosa Ixchel renace del fuego y permite a las
doncellas enamorarse y dar como fruto de ese amor un hijo, es por eso
que también es considerada diosa del parto y la fertilidad.
La gente del
desaparecido pueblo Xcaret cree que cuando un alma de noble corazón
muere se convierte en una estrella, por eso en cada fuego nuevo, le
ofrecen una ofrenda para que la diosa perdone lo que hubieran hecho para
enojarla y aspirar a convertirse en una de las estrellas que iluminan
su camino.
FIN |
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La luna guardiana nocturna de nuestros sueños, está presente en infinidad de mitos, de leyendas, de historias pobladas por dioses o héroes legendarios... Se le reserva un lugar importante en casi todas las culturas, incluso en las de los países más desarrollados (en los que tienden a perderse las referencias a la naturaleza), en las que sigue teniendo presencia en poemas, canciones... Para los pueblos antiguos, el cielo era el campo de batalla en el que la noche y el día (la luna y el sol) tenían su eterna pelea. Este ciclo también representaba la oposición tinieblas/luz, con todas las cosas que se asocian a la oscuridad, lo tenebroso... y las que se asocian a lo claro, lo luminoso. En último término, era la demostración del equilibro entre el bien y el mal, representado el primero a través de la luz y el día, y el segundo a través de lo oscuro, la noche. En casi todas las culturas se ha entendido que el sol representaba lo masculino y la luna lo femenino, y los dioses sol y luna adoptaban así la forma de hombre y mujer respectivamente. Sin embargo, hay algunas excepciones, como el mito báltico de la diosa solar Saule, tejedora del cielo. El consorte de Saule es la luna, Menesis, perezoso e irresponsable en contraste con ella, que infatigable recorre el cielo a diario para repartir luz, calor, curación y crecimiento. Juntos engendraron a su hija Tierra, y actualmente se turnan para cuidarla.
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De: UTOPIA |
Enviado: 29/08/2018 19:06 |
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