Según el mito, Ginebra sería la hija del rey Leodegrance de Cameliard.
El rey Arturo envia a Lancelot a que la traiga a Camelot para casarse con ella, y en el viaje ambos se enamoran.
En cuanto llegan a Camelot, Arturo y Ginebra se casan, y Ginebra se convierte en el centro de la corte.
Tiene en general buenas relaciones con su esposo,
pero se enemista con la bruja y hermanastra de Arturo Morgana al expulsar de la corte a Sir Guiomar,
amante de Morgana y sobrino de la propia Ginebra.
Morgana guardará siempre rencor hacia la reina y se lo transmitirá a sus hijos.
Aunque casada con Arturo, el amor que Lancelot y Ginebra sienten durará hasta la muerte de ambos.
En todo caso, los enemigos de Arturo
aprovecharán esta relación para fraguar la acusación
de adulterio y conspiración que lanzan sobre Lancelot y Ginebra.
Esto lleva a una condena de muerte para la reina y una orden de expulsión del reino para Lancelot.
Lancelot no puede permitir la muerte de Ginebra y, al intentar salvarla,
mata a dos de los hijos del rey Lot de Lothian y de Morgause (hermana mayor de Arturo),
lo que deriva en guerra abierta entre dichos reinos y Camelot,
y supuso al final la muerte de todos los caballeros de la Mesa Redonda.
La condena a muerte de Ginebra no se materializa en la leyenda.
Ginebra recibe la noticia de la muerte de Arturo y
de todos los caballeros de la Mesa Redonda cuando estaba en la torre de Londres,
donde voluntariamente se había encerrado para no caer en las manos de Mordred.
Se viste con ropas de luto y ordena a sus damas que hicieran lo mismo.
Se dirige a Amesbury, en Wilshire,
dónde habría un convento en el que la reina decide tomar los hábitos.
Pasa el resto de su vida de forma anónima.
Años después fue elegida superiora del convento.
En el convento, poco después de la muerte de Arturo,
tiene una última entrevista con sir Lancelot. Posteriormente,
Lancelot abandona la vida de caballero y se convierte en monje ermitaño.
Años más tarde Lancelot tiene un sueño
dónde un ángel se le aparece y le dice que debe fabricar un féretro,
ponerle ruedas y dirigirse con él a Amesbury donde encontraría muerta a la reina.
Así lo hace: al llegar a Amesbury recoge el cadáver de Ginebra y lo lleva a enterrar junto al de Arturo.