Que
un minuto de gloria puede valer cien años. No es el tamaño de nuestra
obra lo que importa, es el sentido que le damos a nuestros actos lo que
importa. ¿Para quién pintas el paisaje? ¿A quién le das la espalda?
¿Para quién siembras las flores?, ¿Para quién las pisas? No es que no
valgamos; es que, a veces, echamos las redes donde sólo hay agua.
Desnudo
de mí mismo, solo, como un extraño te digo: "encuéntrate y ámate a ti
misma, no tengas prisas por llegar a la cima, porque todas las montañas
están ahí desde hace milenios... Ámate profundamente y adormécete con el
perfume de las flores... Piensa que el mundo, el universo y tú sois lo
mismo, que todo lo demás no son sino figuras caprichosas de la luz y la
sombra en el espacio que hay ante tus ojos...
Más allá de la desesperación, amiga, existe aún un espacio inmenso al que sólo se llega a través de uno mismo...
Detén
tus pasos y mira la tierra que hay bajo tus pies. Si toda es de roca,
arráncala hasta encontrar la tierra cálida y profunda; que tus pies se
hundan suavemente en ella, porque sólo desde ella lograrás que crezcan
las flores en tus manos, la luz en tus ojos y en tu corazón el latido
constante de la paz y la calma. Entonces, y sólo entonces, vuelve al
mundo sin prisa...
Jesús Ángel Seisdedos