Tu mal pago
Qué forma de llorar sangre y estrellas,
tragando del dolor un mar aciago,
pensando en la ocasión de hallar tu halago
cuando es torcido el sol sobre tus huellas.
Qué triste porvenir el que tú sellas,
por tu nariz optando en trato aciago,
que en nada ha de aliviar el simple estrago
de hallarte alguna vez con mis querellas.
Mis voces se habrán ido, pero en ellas
por cierto serás tú el que beba el trago
de aquel error que niegas, pero sellas.
Entonces se sabrá que no hay más mago
que el firme y puro amor que en noches bellas
se halló por ti en la sal de tu mal pago.