Cada día me trae nuevas oportunidades de aprender, de cambiar y de crecer. Me alineo con la presencia del Dios que mora en mí y me alienta el amor divino, la sabiduría, el conocimiento y la gracia. Esta conciencia me ayuda a descubrir más quién soy: un ser divino e infinito. Le doy la bienvenida a este día y uso las oportunidades que me brinda.
Al acoger la vida con un espíritu de aventura y novedad, experimento la felicidad y el amor que mi corazón desea. Estoy agradecido por la energía que me da el poder de lograr lo que me proponga. Abrazo el día como mi oportunidad perfecta para expresar mi ser aventurero. Cuando descubro mi propósito espiritual, me siento listo para abrir y pasar por nuevas puertas de experiencias.