SINOPSIS: Tras la muerte de su marido, Corinne se traslada a vivir, junto a sus cuatro hijos, hasta el antiguo caserón gótico de sus padres.
La relación familiar es terriblemente tormentosa desde que Corinne se enamorase en su juventud de un hombre que nunca contó con el beneplácito de sus acaudalados progenitores.
La joven huyó con el que luego sería su marido y padre de sus cuatro hijos, lo que le acarreó que fuese automaticamente desheredada.
Pero ahora, su situación económica no le permite sostener ni a sus hijos ni a ella misma.
Tras sufrir la humillación a la que le someten sus padres, Corinne pacta esconder a sus hijos en una habitación de la casa.
Los abuelos de los muchachos no quieren saber nada de ellos, pues los consideran los hijos del pecado; pero aún así pero están dispuestos a mantenerlos.
La madre les visitará diariamente hasta que, bajo la perversa influencia de los abuelos, empieza a abandonar a sus hijos a la soledad y,
a algo mucho más terrible, la lenta agonía a la que les someterá su abuela.