Según los Evangelios, las personas clamaban “¡Hosanna!” mientras cubrían el camino con ramas de palma —saludando a Jesús con gran entusiasmo mientras él entraba a Jerusalén montado en un burro. Espiritualmente, la entrada de Jesús en Jerusalén simboliza el amanecer de la conciencia de Cristo en el corazón de la humanidad. Y el clamor “¡Hosanna!” representa las oraciones dichas para que esta conciencia naciente sea protegida y sustentada.
Al reflexionar acerca de esta poderosa historia, me veo a mí mismo tanto en el alba de la conciencia Crística como en la multitud de pensamientos que gritan respondiendo a la Luz. En este Domingo de Ramos, mi corazón canta “¡Hosanna!” Celebro el crecimiento de la conciencia de Cristo en el Jerusalén de mi alma.