Un pequeño esfuerzo, por si mismo, no
tendría mucho impacto. Pero si ese mismo esfuerzo se repitiese una y
otra vez, los resultados podrían ser realmente
excelentes.
La perseverancia tiene fuerza. Con ella, las
más delicadas gotas de agua pueden erosionar hasta la más dura de
las piedras. Con perseverancia, una semilla diminuta puede crecer
hasta convertirse en un árbol enorme. Con perseverancia, aquello que
pareciera imposible puede alcanzarse.
La perseverancia no requiere de un gran
esfuerzo ni de recursos especiales ni de habilidades exóticas. Para
beneficiarse de su fuerza, todo lo que debes hacer es seguir
avanzando.