Y Dios me hizo mujer fruto del beso de una amapola con la caricia del viento que deshojó sus pétalos esta vez, con fragancia femenina. Y me dotaron, de robustos remos para navegar entre las brisas de la libertad con mi propio timón asumiendo mis mares, tanto por las cálidas aguas del sur como por las insondables galernas marinas. Y me esculpieron para amar a la vida con todos sus brazos y todos sus dedos con la mano siempre abierta enarbolando la bandera de la igualdad. Que nunca se olvide, que Dios me hizo mujer y que Dios te hizo hombre pintando con el mismo color los cimientos humanos.
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