Rosa del caminante
Álamos fríos en un claro cielo azul, con timideces de cristal. Sobre el río, la bruma como un velo, y las dos torres de la catedral. Los hombres, secos y reconcentrados; las mujeres, deshechas de parir. Rostros oscuros llenos de cuidados, todas las bocas clásico el decir. La fuente, seca; en torno, el vocerío; los odres, a la puerta del mesón, y las recuas, que bajan hacia el río… Y las niñas, que acuden al sermón. ¡Mejillas sonrosadas por el frío de Astorga, de Zamora, de León! |
El Pasajero. Claves líricas, 1920
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